El Volkswagen T-Cross es el modelo con aspecto de todoterreno más pequeño de Volkswagen (en la gama se sitúa por debajo del T-Roc). Mide 4,11 metros de longitud, 1,78 m de anchura y 1,56 m de altura. Es una alternativa a vehículos como el Citroën C3 Aircross, el DS 3 Crossback, el Ford EcoSport, el KIA Stonic, el Peugeot 2008, el Renault Captur y el SEAT Arona.
Hay tres versiones, dos de gasolina —1.0 TSI de 95 CV y 1.0 TSI de 116 CV (Volkswagen se refiere a esta última como 115 CV, una cifra que no concuerda con los 85 kW que tiene)— y una Diesel —1.6 TDI de 95 CV—. A finales de 2019 habrá una versión de gasolina 1.5 TSI de 150 CV con cambio DSG.
Está en venta por 18 990 euros (precios de toda la gama), un precio más alto que el de todas las alternativas citadas previamente, a excepción del DS (listado, ordenado por precio, de todoterrenos entre 4,0 y 4,2 metros de longitud con motor de gasolina entre 85 y 110 caballos de potencia). A igualdad de nivel de equipamiento, la versión Diesel de 95 CV cuesta 2800 € más que la de gasolina de la misma potencia.
Los 1.0 TSI (95 y 116 CV) tienen tres cilindros y un litro de cilindrada. El Diesel 1.6 TDI y el de gasolina 1.5 TSI son de cuatro cilindros. Todos están sobrealimentados, tienen el sistema stopt&start y un filtro de partículas. La tracción es siempre en las ruedas delanteras. No habrá versiones con tracción total.
Hemos probado los dos 1.0 TSI. Ambos tienen un funcionamiento agradable, vibran y suenan poco. El de 116 CV se nota más vigoroso cuando se acelera a fondo a revoluciones medias y altas, pero si las condiciones de circulación son poco exigentes no se siente diferencia entre llevar un motor u otro. Son unos motores que tienen una respuesta pobre a bajas revoluciones, algo que cuando se combina con el cambio automático DSG (solo posible con el de 116 CV) resulta molesto en determinadas situaciones porque no se puede salir con rapidez desde parado. En las impresiones de conducción ampliamos la información.
El habitáculo del T-Cross es uno de los más amplios de su categoría. De acuerdo con nuestras mediciones, el espacio para las piernas en la fila posterior de asientos es mejor que el de todas las alternativas citadas en el primer párrafo. También sobresale por espacio para la cabeza y está en un término medio por anchura entre puertas. La banqueta trasera se puede adelantar hasta 14 cm para ganar volumen en el maletero. En el caso menos favorable, este tiene 385 litros, un dato muy bueno en relación a la competencia. Más información en las impresiones del interior.
Hay tres niveles de equipamiento: Edition, Advance y Sport. Con todos ellos se puede pedir la opción paquete R-Line, que modifica ligeramente la apariencia del T-Cross para darle una estética más deportiva (son los coches de color Turquesa Makena y Azul Arrecife que aparecen en nuestra galería de imágenes). De este paquete hay dos versiones, una que solo afecta al exterior (R-Line Exterior) y otra que también afecta al interior (R-Line Exterior e Interior). No existe paquete R-Line solo para el interior.
Con motivo del lanzamiento hay una serie limitada a 300 unidades denominada First Edition, que sólo está disponible con el motor de gasolina de 116 CV y lleva el cambio de marchas manual de seis velocidades. Su precio es 25 300 euros (ficha técnica y de equipamiento). Tiene llantas específicas «Funchal» de 18 pulgadas pintadas en negro (imagen), unos adhesivos en el pilar trasero (imagen), ventanillas y luna trasera tintadas, carcasas de retrovisores exteriores en negro (imagen), tapizado de asientos en diseño «Diag», regulación del apoyo lumbar de los asientos delanteros e inserciones en color negro y gris alrededor de la instrumentación, un sistema de sonido Beats, asistente de luces de largo alcance (Light Assist) y navegador Discover Media (el más avanzado disponible).
Dejando de un lado esta versión First Edition, algunos de los elementos que son de serie en todos los casos son el programador de velocidad (en Advance y Sport es además activo), el asistente de mantenimiento de carril, el sistema de frenado automático de emergencia, el aire acondicionado (en Advance y Sport es un climatizador de dos zonas), la luz de apoyo en curva y el sistema multimedia Composition Media, con pantalla de 8 pulgadas y compatibilidad con Bluetooth, Android Auto y CarPlay.
El volante de cuero, los sensores de ayuda al aparcamiento (delante y detrás), el respaldo del copiloto abatible (imagen) y llantas de 16 pulgadas son de serie en Advance. Con el nivel Sport viene de serie los faros de ledes, los asientos «confort/deportivos», los retrovisores plegables eléctricamente, la cámara de visión trasera y unas llantas de 17 pulgadas.
Hay una instrumentación de estilo tradicional, con dos grandes indicadores físicos de aguja y una pantalla en el centro (imagen), y otra que consiste en una pantalla (imagen). Esta última es de serie en el nivel Sport y una opción en el Advance (no está disponible en Edition). Otras opciones disponibles, según el nivel de equipamiento, son dos tomas USB para las plazas posteriores (imagen), una zona de recarga inalámbrica para móviles, el sistema que avisa de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores y un asistente de aparcamiento semiautomático (se encarga de hacer las maniobras pertinentes con el volante, mientras que el conductor maneja los pedales).
Los faros pueden ser halógenos o de ledes. En estos últimos hay 22 ledes por faro, seis para el alumbrado de corto alcance, otros seis para las largas y los diez restantes para hacer otras funciones, como la intermitencia y la luz diurna. Con los faros halógenos la luz diurna no va dentro del faro, sino que está colocada junto al antiniebla.
El T-Cross comparte plataforma con el Volkswagen Polo, la MQB A0, la misma que SEAT emplea en el Ibiza y el Arona. Tanto el T-Cross como el Polo se fabrican en Navarra, España. A igualdad de versión, el T-Cross es 95 kilogramos más pesado que el Polo.