Las mujeres, los hombres y los límites

¿De verdad puede uno hacer lo que quiera con su cuerpo? ¿De verdad puede uno negarse a ser vacunado si esa decisión va en perjuicio de toda la sociedad que queda expuesta a esas enfermedades que creíamos erradicadas? ¿Debemos permitir que una mujer sea expuesta voluntariamente en una jaula, desnuda, vestida o con poca ropa, como si fuera un animal en el zoo a cambio de dinero? ¿Hay mucha diferencia entre eso y un cabaré? ¿Hay mucha diferencia entre eso y el programa de la isla de los famosos? ¿Hay mucha diferencia entre eso y un anuncio publicitario en la que un hombre se quita la camiseta para anunciar una cerveza?

Escuchar y oír. Aire y viento.

No entiendo qué ocurre con el idioma español que nos empeñamos en quitarle el sentido a las palabras, a trastocarlo y a hacerlas inútiles. No soy capaz de repetir las frases que tan bien dibujaba Lázaro Carreter una y otra vez cuando se quejaba de la falta de filo del lenguaje con el que pretendemos expresar pensamientos, ideas y figuras. Utilizar escuchar en lugar de oír duele en los oídos. Y aire en lugar de viento duele por lo menos en el corazón.

Críticas inquietantes y peticiones de dimisión al director general de Tráfico

Tomar decisiones por la gestión de los días excepcionales puede suponer un error de magnitudes astronómicas. Analicemos el día a día, exijamos el día a día, evaluemos sus resultados en circunstancias normales y tomemos decisiones en función de esas evaluaciones. Una gestión excepcionalmente buena de un día único puede generar el peor de los desastres a largo plazo.