Queridas y queridos,

Cómo va la vida?

Ya ha empezado el calorcito. Es una de las peores plagas que existen, una que te deshace, cuya única ventaja es que puedes hacerte unos huevos fritos en el asfalto. Sin embargo, hay personas a las que les gusta, por razones que se me escapan.

El día que manden los míos, solo habrá lugar para el frío. Once meses de frío, una semana de calor (para que no luego digan que no soy benevolente) y tres semanas de entretiempo. Eso sí, tendré un resort en Guantánamo para todos/as aquellos/as que prefieran optar por el calorcito. Yo soy así: un ser de luz.

Hoy vengo a hablarles de un buen documental que pueden ver en Hbo. Creo que aún se llaman así: Hbo.

Se llama, Trump unprecedented, y habla de ese chalado llamado Donald Trump y de su familia, que está igual de loca que él.

Es una producción de Discovery con acceso absoluto a los Trump, algo que complementan con entrevistas a periodistas y catedráticos de diversas disciplinas relacionadas con la sociología y la política.

Lo de no tener que usar una voz en off y dejar que cada uno se ahorque con su soga, es lo mejor de este documental, que muchas veces se lee como una alucinante película de terror y otras muchas como una suerte de drama shakesperiano en la que todos se merecerían acabar como Otelo. Bueno, no sé si como él, pero en esa línea.

Trump unprecedented explica bastante bien (especialmente para los que no vivimos al otro lado del Atlántico) el fenómeno del tipo que aparenta ser un millonario que ha empezado desde abajo y que comparte los problemas de los obreros, de la gente de la calle, de la clase trabajadora. En realidad, es un timador, lleno de deudas, que ha estafado a media Nueva York y que -eso sí- tiene un poder diabólico, si me permiten la licencia, para conectar con la peor parte del ser humano. En eso me parece inigualable: no recuerdo a ningún político con esa capacidad de destrucción en la historia moderna de Estados Unidos.

Solo por eso, vale la pena echarle un ojo. Son solo tres episodios, está bien construido y si a uno le interesa la política, es bastante ejemplificador sobre el daño que se puede hacer si uno sabe cómo hacerlo.

Por otro lado, este viernes llega a Netflix la sexta temporada de Black mirror.

Tengo sentimientos encontrados respecto a la serie. Me chifló la primera temporada, cuyo primer capítulo es historia de la televisión, pero luego me harto de subidas y bajadas, tramas que no me interesan nada, obviedades más grandes que el Queen Elizabeth y una tonelada de personajes insustanciales.

Cierto, en cada temporada hay una joya que acaba por convencerte de todo es maravilloso, pero no es lo que yo llamaría una serie estable.

Ahora llega la nueva entrega y reconozco que, como siempre, el tráiler es prometedor, pero me voy a guardar mi opinión hasta que no haya visto la temporada completa, porque no me conformo con un San Junipero (obra maestra, que quede claro) por lustro.

Siempre he preferido otro trabajo de Charlie Brooker, el creador de Black mirror, llamado Dead set. Es la historia de una invasión zombi en la Gran Bretaña de la que solo parecen haberse librado los participantes de Gran hermano… hasta el día de la expulsión en el concurso. Y no diré más.

Creo que no está en ninguna plataforma, pero les aconsejo que intenten hacerse con ella porque es un auténtico festival.

Y el fin de semana comentamos lo de Black mirror, a ver si a la sexta va la vencida.

Abrazos,

T.G.R.