Señores y señoras,

Larga pausa, lo sé. Lo de escribir me cuesta ahora un poco más que de costumbre, pero hoy el perro ha tenido a bien despertarme a las 4 de la mañana, con lo que cuando he llegado a casa de correr con él por el parque (yo he corrido menos que estoy muy mayor), he pensado en sentarme a escribir un rato.

He visto unas treinta películas y una docena de series desde la última vez que hablamos y he visto dos cositas que me han interesado. Así que, como no sé cuando volveré a estar en modo escritor, aprovecho para hablarles de ellas y entro directamente a matar.

La primera se llama Tokyo vice. La produce un genio llamado Michael Mann, que tiene tantas obras maestras que solo voy a citar dos: El último mohicano y Heat. Mann llevaba tiempo desaparecido, su última película (Black hat) fue un despropósito y yo esperaba con ganas este proyecto. He visto tres capítulos y mi conclusión es rotunda: a la que Mann deja de ser director para convertirse en un simple productor ejecutivo, la cosa se desploma de un modo alarmante.

El problema es que Mann solo dirige el primer episodio y los demás son de otros directores que no llegan al señor de Collateral y Ladrón ni a la suela del zapato. Ojo, el guion es tan potente y el reparto tan bien ensamblado, que la serie sigue siendo interesante, pero la clase de Mann es insustituible. Para que nos entendamos, es la diferencia entre House of cards y Mindhunter. En la primera David Fincher estaba allí mirándolo todo con un puro y en la segunda dirigió siete episodios y estuvo encima de todo como si le fuera la vida en ello. Pues eso.

Seguiré viéndola, pero con cautela y sin expectativas. La tienen en HBO.

La otra cosa que he visto y me ha parecido absolutamente sensacional se llama Fresh y está en Disney +.

Mi consejo es que, si no la han visto, dejen de leer aquí mismo. No es que vaya a destripar el argumento, pero creo que entrar en esta película sin saber nada de ella permite triplicar el disfrute.

Ahí voy, advertidos quedan.

Todo empieza con una mujer cansada ya de tener citas con tipos insolventes (no a nivel monetario; hablo de auténticos gilipollas), que de repente conoce a un tipo aparentemente encantador del que acaba enamorándose. Tanto que, de buenas a primeras, acepta irse un fin de semana con él a un lugar paradisiaco. El problema es que el tipo aparentemente encantador tiene otros planes.

Fresh empieza como una comedia romántica de las de toda la vida hasta que pasado un rato (corto) te das cuenta de que vas a ver una auténtica salvajada (en todos los sentidos). La película es tan punk y tan gamberra que, si te compras un cubo de palomitas, te puedes dar un auténtico festín. Eso sí, lo advierto, no es filme para los de estómago débil porque contiene una buena cantidad de gore.

No voy a decir más, no quiero joderles el visionado, pero ojito con creerse que es una de esas películas que puedes ver con tu pareja un domingo tarde, porque igual sales algo disgustado con la premisa.

Y ahora me voy a meter de nuevo en la cama, aunque sea un rato. Pronto les hablo de Northman, la película esta de vikingos que trata de resucitar el género de aventuras y que enlaza directamente con películas como Conan el Bárbaro. Hay que verla con un chubasquero, eso ya lo adelanto.

Muy pronto. Lo prometo.

Cuídense. Abrazos/as.

T.G.