Amigas y amigos,

Qué tal va la vida. Aquí hace mucho viento.

Hasta ahí mi resumen de la situación, que espero les haya parecido suficientemente explicatoria. Ya saben que siempre me gusta empezar con una suerte de parte meteorológico. Soy como mi padre, que del telediario solo miraba el tiempo y no le interesaba nada ni nadie más.

Pero vamos al grano: este fin de semana se han estrenado dos buenas películas: Saben aquel y Vidas pasadas.

La segunda es una película estadounidense que es un drama muy bien ejecutado sobre dos amigos que se reencuentran después de muchos años y reflexionan sobre lo que hubiera pasado si las cosas entre ellos hubieran funcionado de otro modo. Una peli de cadencia oriental, que se toma su tiempo para contar lo que quiere contar y que está excelentemente dirigida e interpretada.

Probablemente, si son ustedes muy cinéfilos, la hayan visto antes: es una película que recuerdas a muchas otras (especialmente en el cine japonés) por su forma de acercarse a sus protagonistas. Es además un cine que puede resultar mortal a los que estén acostumbrados las bondades del cine de occidente, en el que los planos acostumbran a durar más bien poco.

Es una gran película, pero creo que es bueno saber exactamente qué clase de película se mete uno a ver en una sala oscura.

También es un dramón, género que no acostumbra a gustarme porque para drama el mío, pero que aquí llega en un envase muy delicado.

En fin, que la recomiendo.

La otra es Saben aquell.

Yo acudía algo excéptico a ver esta peli de David Trueba. Supongo que mi relación con Eugenio, el núcleo de la misma, es la misma que la de muchos/as en mi generación: horas y horas de risas en infinitos viajes con mis padres, gracias a los malditos casetes que vendían en las gasolineras. Todo ese rollo suena ahora a ciencia ficción, pero para mí, Eugenio era uno más de la familia.

Luego está el hecho de que yo ya había visto el documental sobre la figura, que era un lienzo en negro sobre un tipo sumido en la depresión y las adicciones: un nubarrón negro que le acompañaba a todas partes y que le dejó hundido después de la muerte de su mujer.

No me apetecía ver otro drama, por razones expuestas antes en este mismo foro, pero sale David Verdaguer que es un actor que siempre me ha gustado y me parece una garantía. Que me lo creo, vaya.

Pues muy sorprendido por el tono, por la textura de la peli, por el bonito homenaje a un ídolo de mi niñez y por la interpretación de la pareja protagonista: el mencionado Verdaguer y Carolina Yuste, que clavan sus roles en una pieza que es más una historia de amor que un dramón y que se ahorra la parte más oscura del mejor contador de chistes que ha habido en este país. Información, no opinión.

Un magnífico trabajo de David Trueba que es al mismo tiempo un trabajo de autor y una película que puede conectar con cualquier audiencia, lo que me parece algo extremadamente difícil y que Saben aquel consigue de un modo -aparentemente- sencillo.

Así pues, tienen dos pelis cojonudas en los cines que tienen mi sello personal de aprobación, lo cual debería significar cero porque yo soy cero relevante, pero si están leyendo esto es que quizás -por alguna razón que desconozco- les importa lo que opino.

Yo se lo agradezco mucho y espero que vayan a verlas y les gusten y luego se beban unos destilados de primera clase a mi salud.

¿Sí o no?

Abrazos,

TGR