El fin de semana del 17 y 18 de noviembre terminó el Campeonato FIA de Energías Alternativas, con el Eco Rallye de la Comunitat Valenciana, que se ha disputado en Castellón. Ha sido uno de los pocos rallies del año en el que a falta de dos tramos todavía Loren Serrano y yo hemos tenido todavía alguna posibilidad de ganar. Al final no hemos ganado y hemos obtenido el mismo resultado que en otras seis carreras este año: segundos clasificados. Después de este rally, ha quedado confirmado que tanto Loren como yo hemos acabado terceros en este campeonato FIA. No es ningún resultado espectacular. Era casi imposible que quedáramos peor con todas las pruebas que hemos disputado. Los dos primeros han disputado más pruebas que nosotros y los que han quedado por detrás han disputado menos pruebas. Un Campeonato muy pobre, con muy pocos inscritos en más de una prueba, da un resultado pobre y sin valor alguno.

De todas formas, les contaré pronto algo del Eco Rally Comunitat Valenciana, porque lo hemos luchado desde el principio y lo hemos pasado muy bien. Pero hoy no quería hablar de este Campeonato, sino de una experiencia derivada de este campeonato. Como les contamos en este artículo, este año hemos hecho algunos viajes largos en un coche que tiraba de un remolque. Un viaje de 5000 kilómetros a Praga y otro de casi 6000 kilómetros a Sofia, además de otro viaje de 1200 kilómetros a Coruña. En todos ellos, un porcentaje elevado de los kilómetros realizados ha sido por autovías.

Cualquiera que haya viajado de noche por autovía, habrá advertido que cuando un camión adelanta a otro, el camión adelantado avisa al adelantador de que ya lo ha superado completamente y que por tanto puede regresar al carril derecho mediante una ráfaga de luces largas. Los camioneros, muchos de ellos al menos, se ayudan al conducir con este aviso.

Para mi sorpresa, en mis primeros kilómetros en un coche con remolque, después de adelantar, me costaba saber cuándo podía regresar a mi carril. Algún camión nos ayudó en alguna ocasión, con un toque de luces, pero nuestro coche con remolque no era lo suficientemente voluminoso como para que nos acogieran en su gremio y prácticamente ninguno de ellos nos ayudó. A pesar de que un coche largo como los que hemos utilizado (Skoda Superb y Volkswagen Passat) más el remolque superaban con claridad los diez metros de longitud total.

Uno de los días, a la hora de la salida del sol, descubrí que era muy fácil ver en qué momento la sombra del camión dejaba de incidir en el coche o en el remolque. Con un poco de cuidado y fijándose en el ángulo que forma la sombra con la línea transversal del camión antes de empezar la manobra, rápidamente coges referencias que te permiten dilucidar si has superado al camión o no.

En un segundo paso, cuando el sol está vertical o incide por el lado contrario, las sombras también ayudan. si es tu remoleque el que proyecta sombra sobre el salo del camión, este dibujo oscuro sobre el suelo también ayuda a tomar referencias. Y, curiosamente, cuando el sol esta vertical, la posición relativa de las dos sombras proyectadas sobre el asfalto (la imagen en planta de los dos vehículos) ayuda mucho más a conocer las posiciones relativas que la mirada sobre las carrocerías. La posición relativa de los volúmenes en el espacio es muy difícil de reconocer, al contrario del movimiento de las sombras sobre el suelo, que con la ayuda de las líneas de la carretera ayuda a distinguir con facilidad en qué punto preciso del adelantamiento está situado cada vehículo.

Para sacar el mázimo provecho de estas ayudas, es necesario colocar bien el retrovisor derecho, para que permita distinguir las sombras en una espacio transversal amplio.