Nuestro Model 3 ya ha recorrido sus primeros 25.000 km. Lo hizo mientras me llevaba a un hospital. Eso me ha hecho llegar a la siguiente reflexión: yo he pasado por el médico en estos cuatro meses más veces que el Tesla por el servicio técnico. Bueno, realmente él ni ha pasado por el servicio técnico, sólo ha ido a chapa y pintura, y no ha sido por su culpa. También es cierto que yo le gano sobradamente en edad y kilómetros, habrá que ver cómo está él dentro de cuarenta y tantos años.

Durante estos primeros 25.000 km hemos tenido tres problemas: apagados repentinos de la pantalla (que solucionaron con una actualización remota del software), fallos en los altavoces traseros (que tal y como aparecieron, desaparecieron) y algo que ocurre de manera esporádica con las ventanillas delanteras: cuando se pulsa el botón para subirlas, empiezan el recorrido pero, repentinamente, vuelven a bajar del todo.

Tesla no impone revisiones anuales ni por kilometraje, sólo recomienda lo siguiente:

  • Revisión del líquido de frenos cada dos años.
  • Reemplazo filtro del aire del climatizador cada dos años. Reemplazo bolsa desecante del climatizador cada seis años
  • Limpieza y lubricación pinzas de freno anual o cada 20.000 km (si se usa el coche por zonas en las que usa sal en las carreteras)
  • Rotación de los neumáticos cada 16.000 – 20.000 km

Así que el único gasto que hemos tenido por el uso (además de recargarlo) ha sido reponer el líquido del limpiaparabrisas. También hemos comprado un juego de ruedas, pero no por desgaste, sino para hacer la prueba de esquiva.  

En el aparcamiento donde dejé el coche para ir al hospital hay dos plazas destinadas a vehículos eléctricos. Tras preguntar en información por su ubicación y funcionamiento (gratis. Llegas y enchufas), bajé un par de rampas, doblé un par de esquinas y aparqué el coche en una de esas dos plazas. La otra estaba ocupada por un Renault Mégane.

Coche no-eléctrico ocupando una plaza de recarga. No sólo aparca donde no debe sino que aparca mal. «Parking Indigo – Hospital Clínico»

La foto no es una foto de una anécdota, es una foto de algo habitual. Pasa en el aparcamiento de la foto, pasa en los de los centros comerciales y pasa en los de los supermercados. Ocupar estas plazas no es sólo un problema de falta de empatía, puede suponer un inconveniente grave a alguien que llegue para recargar el coche con poquísima autonomía y no poder hacerlo le suponga quedase tirado.

Quien utiliza estas plazas sin tener que hacerlo generalmente no lo hace por despiste, alguno habrá, sino que es consciente de su acto. No sólo ignora la señalización, sino que suele tomarse la molestia de quitar un cono u otro de los objetos que normal, y desgraciadamente, se encuentran en estas plazas para evitar su uso inadecuado.

Esto son seis plazas para vehículos eléctricos en un centro comercial. Las cinco que no están libres las ocupan cinco coches no-eléctricos. Es tónica habitual en muchos lugares, en este caso el centro comercial Puerto Venecia (Zaragoza).

Y ya aprovecho. La falta de respeto no sólo viene de los usuarios de coches no-eléctricos. En ocasiones hay coches que sí lo son y que utilizan estas plazas para aparcar y no recargar. Alguien debería regular ya el uso de estas plazas.

Echo la vista atrás, a 2012 cuando probé el Chevrolet Volt (entradas en el blog con anécdotas), y veo lo poco que han cambiado algunas cosas. Pero de esto, y de porqué un Tesla es el único coche eléctrico que recomendaría a alguien si lo va a usar para viajar, hablaré en otra entrada.