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Hace solo unas semanas, Mercedes-Benz presentó de manera oficial su nuevo CLA, el de tercera generación (más información). Una ruptura grande con respecto al modelo anterior en cuanto a equipamiento disponible, que es lo habitual es una renovación de este tipo, y menos evidente en cuanto a diseño, que sigue siendo parecido (con su característico aspecto cupé, salvando las distancias).

Los cambios de mayor calado, no obstante, están donde no se ven pero sí se sienten. Es nueva la plataforma (MMA, de «Mercedes Modular Architecture), el sistema operativo que hace funcionar tanto el sistema multimedia del coche como otros aspectos relacionados con la conducción (MB.OS) y, sobre todo, los sistemas propulsores.

Mercedes-Benz los ha anunciado de dos tipos: híbridos ligeros (con un sistema eléctrico adicional que funciona a 48 V) y completamente eléctricos. No obstante, en esta entrada no me voy a extender citando cada uno de los datos de las distintas versiones porque en el artículo correspondiente de nuestra web está perfectamente explicado (y también en las fichas técnicas).

De lo que quiero hablar en esta entrada es del sistema de carga de las versiones eléctricas, que tiene una peculiaridad que puede que no sea del agrado de todo el mundo. El sistema eléctrico de estos CLA (a los que Mercedes-Benz denomina «tecnología EQ») funciona a 800 voltios, que es la solución ideal de cara a ofrecer potencias de recarga muy elevadas y, por tanto, reducir los tiempos de espera (con este tipo de instalaciones hay menos pérdidas energéticas, los cables utilizados son más finos y el peso es menor).

Gracias a ello, los CLA eléctricos admiten nada menos que 320 kW de potencia en corriente continua, permitiendo un paso del 10 al 80 % en tan solo 22 minutos o 325 km de autonomía con una carga de 10 minutos, según datos facilitados por la marca.

Nada que objetar al respecto, salvo por un asunto: Mercedes-Benz lo ha apostado todo a los puntos de carga que funcionan a 800 V, que hoy por hoy son una minoría (a efectos prácticos son todos aquellos que pueden entregar más de 200 kW de potencia pico, aproximadamente, con alguna excepción como los Supercargadores V3 de Tesla, que son de 400 V y ofrecen 250 kW). Y no es que los CLA carguen más lento en las estaciones de recarga de 400 V, sino que directamente no lo hacen. No son compatibles.

No son compatibles porque Mercedes-Benz no ha instalado en este modelo un transformador que suba el voltaje (como los modelos eléctricos de 800 V de Kia y Hyundai, o también en el Audi e-tron GT) ni ha implementado una solución parecida a la de los modelos eléctricos más recientes de Audi y Porsche (los que llevan la plataforma PPE), que divide (virtualmente) la batería en dos para poder cargar en postes de 400 V (a menor potencia, eso sí).

Una política controvertida porque, a efectos prácticos, supone reducir en un número muy importante los puntos de recarga de corriente continua que se pueden utilizar con el CLA (quedan fuera, por tanto, aquellos que cargan hasta unos 200 kW de potencia pico, aproximadamente). La marca alemana, no obstante, dice que el sistema de navegación del coche está especialmente diseñado para dirigir al conductor a una estación de carga compatible (es decir, de 800 voltios). Con corriente alterna, eso sí, no hay limitaciones de ningún tipo (22 kW).

Si es acertada o no esta política el tiempo lo dirá, pero por el momento es por la que ha apostado Mercedes-Benz.