Es un tracción total permanente, porque lleva un diferencial central mecánico que —en este caso— reparte la fuerza del motor con una proporción del 57/43 entre las ruedas delanteras y traseras. No tiene ningún bloqueo mecánico, pero sí un acoplamiento viscoso que hace de autoblocante.
No tiene bloqueo para los diferenciales delantero y trasero (el primer RAV4 llevaba un bloqueo del diferencial trasero). En su lugar hay un control de tracción (TRC) que hace la misma función: frena la rueda que más deslizamiento tiene, para que la otra pueda hacer fuerza contra el suelo e impulsar al coche.
Como no tiene mucho recorrido de suspensiones, es muy fácil que quede alguna rueda en el aire en cuanto provocamos un acusado cruce de ejes, por lo que también es habitual en el campo que entre en funcionamiento el control de tracción para frenar la rueda o ruedas que patinan.
Cuando nos comunicaban que el control de tracción y estabilidad (VSC) no eran desconectables, la primera impresión fue que el coche se quedaría atascado al atravesar zonas embarradas o con arena blanda.
En otros coches, en tal situación, este sistema limitaría la fuerza del motor cuando las ruedas patinan. Al hacer eso, quedaría muy limitada la capacidad del coche para seguir avanzando sobre este tipo de terreno.
Con en el RAV4 se puede pasar sin problemas por zonas embarradas y permite que las ruedas patinen para continuar ganando aceleración, a pesar de no tener un botón para desconectar manualmente los controles electrónicos.
Sobre caminos, la suspensión parece suficientemente absorbente; el confort no destaca pero tampoco resulta un coche incómodo. El RAV4 con carrocería de cinco puertas es algo menos saltarín, por tener una batalla más larga. Como no es un coche que tenga una gran altura libre de la carrocería al suelo hay también que medir bien por donde pasamos para no tocar el suelo con los bajos. Sobre todo, hay que tener cuidado en la parte trasera, en donde el tubo de escape está muy expuesto a posibles roces o golpes en la zona que hay antes de llegar al silencioso trasero.