El Mercedes-Benz SL 500 tiene de serie el sistema de suspensión ABC (Active Body Control) que estrenó ya hace unos años el Mercedes-Benz CL (más información sobre este sistema). Con este sistema, el SL tiene la suspensión de un deportivo y, a la vez, es cómodo.
En una conducción rápida por autopista o autovía, la sensación de estabilidad que transmite es total, en parte por que el ABC limita mucho el balanceo y cabeceo. Al no ser una suspensión dura, la sensación de confort también es elevada. En conducción muy exigente por carreteras de curvas, el elevado peso del coche juega en su contra.
Las suspensiones absorben las irregularidades del terreno de forma sobresaliente. No se producen los rebotes que pueden descolocar las ruedas característicos de algunas suspensiones duras. En este sentido, es de lo mejor que yo he probado sobre carreteras onduladas.
Es eficaz para circular rápido por carreteras con curvas y también cómodo y muy fácil de conducir. Sin embargo, pesa (1.845 kg) y no tiene la agilidad de reacciones del BMW Z8 (1.660 kg) o el Porsche 911 Carrera (1.420 kg el Carrera Coupé y 1.500 kg el Carrera Cabrio).
Si se circula rápido por curvas lentas, puede dar la sensación de subviraje al abordar las curvas. Entra suficientemente bien para llevarlo por donde queremos, pero no con tanta precisión como esos modelos.
A mí me da la sensación de que nuestra unidad de pruebas no estaba en las mejores condiciones (en línea recta se iba ligeramente hacia la derecha). Creo que este detalle lo hacía más subvirador de la cuenta (sobre todo en las curvas a izquierdas), hacía el morro más perezoso a la hora de incribirse en las curvas y la dirección más dura. La sensación que transmitía era la de llevar una dirección muy desmultiplicada a pesar de tener sólo 2,6 vueltas de volante entre topes y ofrecer una maniobrabilidad razonablemente buena.
La rigidez torsional me ha parecido excelente. Ni con el techo puesto ni sin él se escuchan crujidos (en ocasiones típicos de los descapotables). Tampoco he apreciado una diferencia de estabilidad entre conducir con el techo puesto o sin él.
El control de estabilidad (ESP), como en otros coches, es muy eficaz en sobreviraje, pero sigue siendo mejorable en subviraje. En ese caso, sólo se nota que corrige la trayectoria cuando el subviraje es muy grande. Tiene un botón en el salpicadero para desconectarlo. En condiciones normales (con el ESP conectado) se puede disfrutar de una conducción de estilo deportivo con un grado de exigencia mucho menor y un nivel de seguridad muy superior.
Junto a la palanca de cambios, hay un mando denominado «ABC Sport» que, en condiciones normales, tiene un testigo rojo encendido, señal de que el ajuste «Sport» está seleccionado. Al apretar ese mando se apaga el testigo, lo que indica que el ajuste de la suspensión hace al coche más cómodo. No he apreciado prácticamente ninguna diferencia entre llevar la selección «sport» conectada o desconectada, la estabilidad me parece igual de elevada en ambos casos.
Otra ventaja del sistema ABC es que, además, permite variar la altura del vehículo, que normalmente está a 150 mm del suelo. Cuando supera 100 km/h, baja automáticamente 15 mm, lo que mejora la estabilidad y reduce la resistencia aerodinámica. También se puede aumentar el nivel de la carrocería en dos grados, mediante un mando situado junto a la palanca de cambios; al pulsarlo una vez sube 25 mm y una segunda pulsación lo deja 50 mm más alto sobre el suelo (200 mm en total, tanto como algunos todo terreno).
Esta función puede resultar útil al acceder a un aparcamiento subterráneo, transitar por un camino bacheado, cargarlo en un remolque o llevar cadenas para nieve, siempre que se circule a menos de 60 km/h (al superar dicha velocidad vuelve a su altura normal).