(Proviene de aquí)

Los detalles de la carga del BMW i3 en el Parador de Lerma los dejo para otro día, que de lo contrario pierdo el hilo cronológico del viaje. Y esta noche o mañana intentaré intentaré añadir las fotos, que no me da tiempo entre tramo y tramo del Eco Rallye en el que estoy participando. Mañana o el lunes, les cuento el Rally. Del Rally tengo pocas fotos.

El resumen es que en el Parador de Lerma sólo pude cargar a través de un enchufe Schuko (el mismo que utilizamos para la plancha). Para cargar un 70% de las baterías, el indicador del coche anunciaba 12 horas. Es decir, a las 11 de la noche, cuando ya llevaba un rato cargando, mi aplicación del móvil anunciaba que el 100% de la carga finalizaría a las 11 de la mañana del día siguiente. En esta instalación la carga completa del BMW i3 94 Ah requiere más de 15 horas.
(En una entrada futura les mostraré con detalle lo que ofrece la instalación del Parador de Lerma)

Finalmente arranqué de Lerma con destino Baracaldo a las 10:15 de la mañana, con el 98% de la carga de la batería. El coche me anunciaba una autonomía de 204 kilómetros (En modo EcoPro+) y de 170 kilómetros (En modo de conducción Comfort). Mi destino estaba a 198 kilómetros. Yo iba a conducir en modo EcoPro (que permite circular hasta 130 km/h), modalidad en la que daba una autonomía de 190 kilómetros.

Yo sabía que no debía temer esa indicación de la autonomía. Con el 98% de la carga y cuesta abajo, la autonomía tenía que ser muy superior a 200 kilómetros.

En la carretera había poco tráfico. Pocos coches y pocos camiones. Los primeros 60 kilómetros transcurrieron sin problemas. A pesar de que no iba a aprovechar toda la velocidad que me permitía, decidí ir por la autopista. Me esperaban en Barakaldo a las 12:30 horas para ir a calibrar el cuentakilómetros del coche y tenía que darme prisa.

Mi objetivo era hacer una media de 100 km/h y un consumo de entre 12 y 13 kWh. Pensaba que con un desnivel de 800 metros entre Lerma y Barakaldo y la eficiencia del BMW i3 podría conseguirlo.

Con lo que no contaba era con el viento huracanado que frenaba el coche como si fuera una red situada delante.

Ese vendaval me obligó a ir buena parte del camino con muchísima atención. No sé cómo hubiera respondido otro coche similar en esas circunstancias. El i3 me pareció estable y predecible en las acometidas del viento, pero no insensible. Es un coche alto y algunas ráfagas largas me obligaron a avanzar a ratos con la dirección girada en contra del viento para compensar la fuerza lateral. Era un viento brutal que doblaba los árboles y venía del noreste. Es decir soplaba frontal y lateralmente, por el lado opuesto al del conductor. Ese viento sopló desde poco después de Burgos hasta el alto de Altube, a unos 60 kilómetros de mi destino.

Cuando llevaba unos 70 kilómetros recorridos y poco desnivel a mi favor el consumo era de 13,6 kWh y una velocidad media de 87,3 km/h según el indicador del coche. Unas cifras muy alejadas de mi propósito. El día anterior, entre Madrid y Lerma, con un desnivel desfavorable, había conseguido un consumo mucho mejor con una velocidad sólo ligeramente peor. Es verdad que en los coches eléctricos el consumo se incrementa mucho con la velocidad, pero estoy seguro de que la diferencia no podía ser tanta. El viento, que empezaba a arreciar, frenaba el coche como un cepo y me obligaba a acelerar sin contemplaciones si quería llegar a la hora fijada.

Y claro, la autonomía bajaba en consecuencia.

En algunas bajadas no muy pronunciadas, parecidas a las que en el día anterior circulé a unos 90 km/h con un consumo de alrededor de 7 kWh cada cien kilómetros, hoy tenía que llegar a 15 kWh/100 km para mantener esa velocidad. El viento soplaba con muchísima intensisdad. El viento te hace consumir como si fueras muchísimo más rápido.

Aun así seguía acelerando. Llegaba tarde a Barakaldo y mientras la diferencia de kilómetros entre el navegador y el medidor de autonomía no bajara de los 5 kilómetros, mi prioridad era conseguir una media de velocidad alta para llegar puntual a mi cita.

A falta de 90 kilómetros, sólo le llevaba 7 de ventaja a la autonomía del coche (97 km de autonomía). Mi consumo era de 13,7 kWh, muy por encima de mi objetivo y mi velocidad de 89,6 km/h, claramente por debajo de mi objetivo. Aún me quedaba la subida a Altube, que desde el sur no es demasiado pronuniciada y después ya era todo bajada.

Por fortuna para mí, en esa zona el viento dejó de soplar con tanta fuerza. A 64 kilómetros de mi destino, poco antes de coronar Altube, el consumo había aumentado una décima, hasta 13,8 kWh, pero también había ganado velocidad media (90,8 km/h) y había aumentado el margen de autonomía en 5 kilómetros.

También había recuperado tiempo. El navegador había adelantado la hora de llegada a las 12:32, sólo con dos minutos de retraso. Todo iba bien, aunque tuviera poco margen de autonomía si surgía un imprevisto.

Una vez coronado Altube, en algunos puntos de la bajada llegué a ir a 120 sin consumir nada. Es lo normal cuando no hay viento. En las bajadas a vela se va rápido sin consumir, también en los coches con motor de combustión.

El peaje de la autopista me retrasó de nuevo. Me hizo perder más de 5 minutos porque la máquina no me daba el recibo. De los 21,30 € que cuesta desde Burgos a Bilbao no me descontaron ni uno por retrasarme tanto. No recordaba ese precio. Nunca más en eléctrico por esa autopista.

A 8 kilómetros de mi destino, ya en la entrada de Bilbao, el consumo era de 12,8 kWh cada cien kilómetros y la velocidad media de 91,3 km/h. Muy lejos de mi objetivo, pero al menos iba a llegar puntual, a pesar del viento y del peaje de la autopista.

(Texto corregido gracias a los comentarios de Iker y de TickTiko. Muchas gracias a los dos.)

(Este relato continúa aquí)