Estoy en Portugal, en un hotel cerca de Cascais. Esta tarde he conducido, durante unos 70 km, un coche nuevo. Por ahora hay poco que contar de sus cualidades dinámicas porque en el recorrido que hemos hecho predominaban las largas rectas con asfalto en buen estado. Mañana iremos por carreteras de curvas (o eso creo). Por ahora la impresión es buena.
Esta zona de Portugal es preciosa. El océano Atlántico se pierde en el horizonte, como todos los mares y océanos, supongo, aunque parece que esté se pierde más lejos que el Mediterráneo.  De regalo, hoy ha hecho un día fantástico, primaveral es decir poco. 22 grados. Hubiese sido un día fabuloso para conducir un descapotable.
A lo que iba. Os voy a hablar del asiento. Me ha impresionado. Es la primera vez que pruebo uno de estas características.
Sé que existen desde hace tiempo, que en el mercado japonés son muy populares, pero nunca había podido sentarme en uno de ellos.
No me ha parecido un asiento más cómodo que la mayoría en los que me he sentado pero tal vez pagaría por las funciones adicionales.
A simple vista es como cualquier otro, únicamente se diferencia por los mandos colocados, en este caso, en el lado derecho. La ubicación es buena porque quedan al alcance de la mano y no importa desviar la vista para accionarlos. Hay uno para regular la temperatura, otro la intensidad y dos para elegir la zona a tratar. ¡Y qué puntería, oiga! Como curiosidad, hay un pulsador para ser utilizado en exclusiva por las mujeres.
Lo que se siente es difícil de describir, así que como dicen que una imagen vale más que mil palabras, he aquí una foto del asiento:

water

Pues resulta que si se aprieta el botón de lavado sale una cánula que proyecta un chorro de agua (cuya temperatura e intensidad se puede regular) sobre la zona a limpiar. Después, se puede activar la función de secado; por supuesto, la temperatura del aire es regulable. Picado por la curiosidad, he estado investigando sobre este tipo de asientos y resulta que hay versiones con mando a distancia, con regulación de temperatura del aro. E incluso se abre y se cierra la tapa automáticamente. Pero aún hay más: existen los que miden la grasa corporal y los que analizan la orina para controlar el nivel de azucar. Los hay con función purificadora del aire y con iluminación…¿qué cuánto cuesta este lujo oriental? Pues uno normalito que he buscado en internet, unos 3.500 euros….

Celedonio

Espero que con esta entrada quede cerrada la trilogía iniciada por el autor del blog  Teletransporte, complementado a ésta y ésta 😉