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Hasta el día 24 de octubre en Casa de Campo de Madrid, aquellos que se acerquen al parque tendrán la oportunidad de vivir la experiencia de subirse a un minibús sin conductor. Este vehículo autónomo, con capacidad para 12 pasajeros, completa un recorrido circular de 1,8 kilómetros sin intervención humana. Se trata de un proyecto piloto impulsado por la Empresa Municipal de Transportes (EMT) y el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), con el apoyo de la Dirección General de Tráfico, que busca evaluar cómo se comporta la automatización en situaciones reales de tráfico urbano.

No es la primera vez que se lleva a cabo un proyecto de este estilo, ya que en el campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid también circula un vehículo autónomo similar, desarrollado junto a Alsa, el Consorcio Regional de Transportes y la DGT. Este tipo de iniciativas, detalladas en el blog oficial de la DGT, permiten probar las tecnologías que marcarán el futuro de la movilidad con vehículos eléctricos totalmente automatizados.

Hasta el 24 de octubre en Casa de Campo

Según explica Francesc Soriguera, profesor de Transporte de la Universitat Politècnica de Catalunya, «una conducción 100 % autónoma sin supervisión aún está lejos, pero veremos pronto vehículos con mínima intervención humana en entornos acotados, como el transporte público o los sistemas de movilidad a demanda en ciudades».

La DGT, por su parte, ha probado recientemente el nuevo Programa Marco para Pruebas de Vehículos Automatizados, que regula cómo deben realizarse estos ensayos para garantizar la seguridad de la ciudadanía. La instrucción VEH/2025/07 introduce varias novedades, y entre ellas distingue los diferentes niveles de madurez tecnológica de los sistemas y permite realizar pruebas en entornos abiertos, no solo en circuitos cerrados.

La Universidad Autónoma de Madrid también tiene su proyecto de bus autónomo, de la mano de ALSA. Foto: DGT

Coral Sevillano, jefa de Tecnología y Seguridad de Vehículos de la DGT, asegura que «con la nueva norma ya se han recibido tres solicitudes de pruebas, una de ellas en fase III, la más avanzada, por parte de un fabricante importante». Además, el nuevo marco permite que España reconozca autorizaciones de pruebas procedentes de otros países europeos o de terceros Estados con niveles de seguridad similares. Este paso sitúa a España dentro del Plan de Acción Industrial de la Unión Europea, que prevé para el próximo año corredores transfronterizos de conducción automatizada.

Europa ha pisado el acelerador en esta carrera tecnológica, aunque con un enfoque distinto al de Estados Unidos o China. Mientras que en esos países se prioriza la autonomía total en vehículos privados, Europa pone el foco en el transporte público y de mercancías. Felipe Jiménez, del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA), explica que «en EE. UU. los sistemas se entrenan buscando recorrer la mayor cantidad de kilómetros posibles, incluso asumiendo cierto margen de riesgo; en Europa, los márgenes son más conservadores, y ante una duda, el vehículo prefiere reducir la velocidad o detenerse».

«Los vehículos autónomos deben competir con el coche privado y no con el transporte sostenible. Para evitar la congestión, lo ideal sería fomentar el uso compartido o los sistemas de transporte a demanda», señala también Soriguera. En esa línea, el próximo gran proyecto en España se pondrá en marcha en 2026 en Leganés, de la mano del fabricante turco Karsan y el Grupo Ruiz. Probarán un servicio de autobús autónomo a demanda a través de una aplicación, en la que el pasajero elegirá la ruta exacta entre distintas paradas, sin seguir un circuito fijo.

Karsan ya opera autobuses autónomos en Suecia, Finlandia, Alemania o Noruega, donde llevan más de dos años funcionando sin incidentes. «En Noruega gestionamos el proyecto más longevo de Europa y los usuarios lo utilizan a diario con total normalidad», asegura Ángel Estrella, director general de la marca en España.

La clave para que estas pruebas tengan éxito está en la aceptación social. Según Felipe Jiménez, «cuanto más se expongan los usuarios a vehículos automatizados, más confianza generará la tecnología». Por el momento, la realidad es que Madrid ofrece una primera oportunidad para subirse al futuro con este minibús sin conductor capaz de transportar pasajeros, demostrando que la movilidad del mañana ya está aquí.