Amigos/as,

En primer lugar dejen que me disculpe por mi inexcusable ausencia de estas últimas semanas que –efectivamente- tiene una buena excusa: me he comido del tirón festivales en Miami, Los Ángeles, Londres y Venecia, lo cual me ha dejado sin tiempo para escribir, comer y/o respirar.

De hecho, en el último mes y medio he estado en mi bendita casa tres noches. Eso sí, ahora que ya he vuelto prometo ponerme al día con ustedes/as a la velocidad de la luz. Sé que me han echado de menos aunque se empeñen en negarlo, pero tranquilos/as: no se lo diré a nadie.

Déjenme empezar por recomendarles el visionado de The town, la magnífica película de Ben Affleck sobre una banda de ladrones de la ciudad de Boston. A los más cinéfilos les recordará sobre manera a Heat, al resto les recordará las películas de acción de los ’70 y ’80 donde los personajes eran más importantes que cualquier efecto especial o tío/tía bueno/a que pudiera pasearse por allí.

También les recomiendo El último exorcismo (supongo que en España la titularán así, al menos sería lo más razonable) una película con momentos de auténtico terror que tiene una hora maravillosa… ahora bien, les imploro que se vayan del cine diez minutos antes de que acabe, así se ahorrarán ese final, hijo de la chapuza y la improvisación, que acaba por cargarse el –trabajadísimo- tono del filme. A pesar de ello, una película muy disfrutable que demuestra que se puede aterrorizar a la gente sin ser dentista o inspector de hacienda y con un presupuesto tirando a ridículo.

No me olvido de Piraña 3D, divertidísimo homenaje a esas películas absurdas que saben perfectamente a qué juegan y no se molestan en disimularlos. Lo del concurso de camisetas mojadas es inenarrable y eso de tener a Elizabeth Shue en el reparto ya es una razón de peso para ir a reírse (en esta película hasta aceptaré que se coman palomitas, siempre que eso no se convierta en una costumbre).

He visto unas cuantas cosas más y hablaremos de ello en los próximos posts, pero déjenme acabar rogándoles que se acerquen al cine a ver I’m still here (sé de buena tinta que la película –antes documental- ya tiene distribuidor en España), esa locura fílmica a mayor gloria de Joaquin Phoenix donde el tipo demuestra hasta donde puede llegar la chaladura de un actor. Si no se lleva el Emmy, el Goya, el Grammy, el Globo de Oro, el Oscar y el Principe de Asturias es que hemos perdido definitivamente cualquier tipo de perspectiva. Cierto, antes iba de retrato póstumo de un hombre rendido a su esquizofrenia y ahora resulta que es una obra de ficción. Créanme, la cosa no tiene importancia: Phoenix se sale, solo verle a él abandonándose a la tormenta ya justifica el pago de una entrada.

Esta semana me tragué Step-Up 3D (una ruina), la última entrega de Resident Evil (lamentable), El americano (gran sentido de la estética, gran Clooney, un montón de señoras de buen ver… pero vacía como la cabeza de un político) y en un acto propio de un suicida al que ya no le importa nada, Ramona y su hermana. De esta última solo diré que para algunas cosas no hay castigo posible. Lo sé, tengo que cargar con las consecuencias de mis actos.

¿Qué más?

Machete: ni fu ni fa.

Somewhere: me gusta la Coppola y me gusta –mucho- la peli. Ya hablaremos de ella.

Black swan: impresionante, Natalie Portman es una bestia.

Come, reza, ama: deberían quemar los negativos cuanto antes.

En un par de días seguiremos repasando lo que da de sí la cartelera. No dejen de tenerme al corriente con sus aventuras veraniegas (cinematográficas se entiende).

Pórtense bien,

T.G.