No voy a hablar de proyectos. Sólo voy a hablar de nosotros tres. Del equipo.

Uno de ellos es calladito. Silencioso. Y muy potente y eficiente. No dice nada. No se queja. Responde de maravilla cuando le exiges y siempre está dispuesto. Siempre. Pide alimento, sí. Claro, cómo no. Todos necesitamos comer. Pero una vez cubiertas sus necesidades alimenticias, responde con fuerza, determinación y mucha precisión. Es verdad que no tiene iniciativa. Es verdad que no toma decisiones por sí mismo. Es verdad que necesita que estés un poco pendiente de él. Pero es muy bien mandado. Una vez conoces su idiosincrasia, salvo que te equivoques en las indicaciones que le das, no falla. Es la máquina perfecta, el trabajador preciso y eficaz que necesitamos para ser los mejores. Su nombre es «i3».

El segundo miembro del equipo es el pilar. Su composición tiene la mezcla estequiométrica (mezcla ideal) de pasión, capacidad, inteligencia, esfuerzo y dedicación. Le brillan los ojos hasta la extenuación. Quiere ser el mejor porque le apasiona competir y ganar. Es inteligente y brillante, pregunta bien y da ideas maravillosas, es meticuloso, detallista y perfeccionista hasta la extenuación, trabajador incansable, puntual, estudioso y con buena memoria. La pasión le desborda, las ganas por trabajar y trabajar y aprender y aprender. Pregunta sin miedo, ayuda sin miedo, trabaja sin miedo. Lo da todo y está feliz dándolo todo. Es un poco tímido, pero ni lo es conmigo ni lo es con «i3». Es exigente, muy exigente, consigo mismo y con los demás. Y se ríe con toda la cara. Su nombre es «Loren».

El tercer miembro del equipo soy yo. Mi nombre es «Javier». Mi mayor virtud es haber creado el equipo. Haber unido a «i3», con «Loren» y con «Javier» es una hallazgo del que nunca podré estar suficientemente orgulloso. Confieso que ha sido por casualidad. Por lo que ni siquiera es mérito mío. Pero la casualidad te tiene que pillar con el pincel en la mano.

Todo empezó así. El día 15 de marzo, hace poco más de un mes, recibí el siguiente mail de Loren:

Hola Javier!

Ayer regresamos de Hamburgo de hacer una sesión con el nuevo Touareg y conocí a Miguel Quintana. Es un hombre que corre rallyes de regularidad.

Total que, en la cena hablando un poco de todo, salió el tema de estos rallyes, le estuve preguntando bastante y me dijo que habías comprado un Kadett con el fin de correr este tipo de eventos.

Te pregunto, sin ningún tipo de compromiso, ¿tienes copiloto? Desde que hice el desafío del eco-rally con Alf, tengo ganas de repetir la experiencia y, no por lo que lo diga yo, pero lo hice bastante bien para ser mi primera vez en este tipo de eventos.

Te hago la pregunta por curiosidad, lo mismo lo que prefieres es un copi experimentado en estos eventos, pero si no es el caso… a mi me interesaría, claro que también hay que saber días, costes y esas cosas, por el tema compatibilidad, xD!

Además de un buen sentido de la orientación, tengo un nivel de competitividad y exigencia conmigo mismo a veces un poco enfermizo, por lo que eso puede venir bien para luchar por la victoria, eso de participar por pasarlo bien sin ninguna meta, no va del todo conmigo, xD! ah… podemos hacer reportajes chulos para contarlo en el blog: tú te encargas de darle vida al texto y yo de ir haciendo reportaje fotográfico. Que así será todo más entretenido para el lector.

Con lo que sea me dices!! Un saludo!!

Mi respuesta:

Hola Loren!!

Mil gracias por escribirme y por tu mail. Me hace feliz!!

Estoy en Tarragona que mi padre está en el hospital. Voy hoy para Madrid y me voy mañana a Bilbao a correr mi primer Rally.

Estoy encantado de correr contigo muchos rallyes. Hablamos la semana que viene y te cuento todos mis planes.

Salgo ahora paraMadrid.

La semana que viene hablamos

A pesar del abandono por avería en el Rallyestone a estas alturas de mi vida ya sabía que quería correr más rallyes de regularidad. Así que para el 14 de abril me inscribí en el Rallye de  Becerril, con Loren de copiloto, y el mismo Volkswagen Golf GTI con el que participé en Bilbao. Fue el primer rally en el que «Loren» y yo formamos equipo. Loren tuvo una semana para estudiarse el famoso «Blunik» en casa y llegamos a Becerril el sábado por la mañana sin haber pasado ni medio minuto juntos dentro del coche. El viernes quedamos: «Mañana a las 7:30 en la entrada al polideportivo». «Perfecto. Llegaré con el depósito lleno y las presiones correctas para ir directamente a calibrar».

Loren no había calibrado nunca. De hecho, nunca había manejado un Blunik conectado en el interior de un coche. Yo, la verdad, hasta ese día nunca había sabido cómo funcionaba el Blunik, porque el anterior que teníamos se pasó cuatro meses enteros dando problemas y no nos permitió trabajar con él. Así las cosas, como dos novatos con ganas que somos, fuimos a calibrar y Loren ya manejaba el Blunik con mucha soltura. Lo llevaba todo preparado. Apuntes claros, bolígrafos y rotuladores. Todo en orden. Nos faltaba mucho, nos faltaba entender el Blunik y su relación con el coche, pero desde el primer momento Loren preguntaba correctamente. Cosas que yo no sabía responder (y que aun seguimos sin saber responder en la práctica, aunque lo tengamos claro teóricamente), pero estaba claro que entendía perfectamente el concepto y el funcionamiento.

Nuestro resultado en Becerril no fue ni bueno ni malo. Fue nuestro primer rallye y acabamos contentos. No satisfechos con el resultado, pero contentos del aprendizaje. Era un entrenamiento para nuestra primera cita importante.

Al acabar el rallye de Becerril, los dos ya teníamos claro que queríamos seguir juntos. Loren no había subido nunca conmigo a un coche antes por lo yo no tenía la seguridad de que quisiera montarse más conmigo. En mi caso, antes de subir al coche con él, ya tenía claro que era un candidato magnífico a formar parte del equipo, por las cosas que me iba contando, por cómo de implicado lo veía, por las ideas que iba desgranando. En cuanto se sentó en el coche y empezó a manipular el Blunik en el tramo de calibración, vi que aquello tenía mucho futuro.

El Rallye de Becerril era el entrenamiento para nuestra primera cita importante: la primera prueba del Campeonato de España de Energías Alternativas, el III Eco-Rallye Villa de Llanes, que se iba a disputar una semana más tarde (21 de abril) en Llanes. A falta de una semana todavía no tenía equipo para participar. La incertidumbre había durado hasta el último momento. Sí. Pero ahora sí que sí, ya somos un equipo. No es que tengamos un equipo. Es que lo somos.

* * *

De Llanes, de momento, sólo una foto.