Diario esporádico de un paciente del Servicio Madrileño de Salud.

Empiezo a escribir este texto el miércoles 31 de julio a las 11:10 de la mañana. Hoy es el primer día en el que no noto ningún atisbo ni de mareo ni de dolor de cabeza desde que salí del hospital. Las piernas van mejorando. Con mucha probabilidad esta sea la última entrada en la que he hable sobre esta quiebra de mi salud que ya termina.

(Viene de aquí)

El martes 30 de julio tengo cita en la consulta con mi doctora. Está acompañada por dos médicos más que me han visto en repetidas ocasiones durante mi estancia en el hospital. Están todos sonrientes. Yo también, porque me encuentro claramente mejor.

Me hacen caminar por la amplia sala de espera y confirman que mi caminar atáxico remite y que mis pasos son prácticamente normales. Cuando me toca dar la vuelta me trastabillo ligeramente, o mejor, doy un paso de más de los que normalmente son necesarios, porque es en ese momento en el que tengo mayor dificultad para mantener el equilibrio.

Bajar escaleras con prisa, girar en redondo sin vacilaciones y caminar por aceras irregulares sin aparencia de borracho requiere todavía algo más de tiempo. Pero la mejora es evidente y siento que dentro de poco podré volver a coordinar los pies para llevar los pedales de los coches como me dé la gana (o algo parecido, que manejar perfectamente los pedales nunca me ha resultado fácil).

Los análisis llevados a cabo tras la punción lumbar, que han requerido tiempo a causa de los cultivos, confirman el diagnóstico: síndrome Guillain- Barré. Por lo visto no es un síndrome habitual en personas de mi edad. Normalmente se da en personas con menos años.

El virus que desencadenó el desorden de mis anticuerpos, el citomegalovirus, sigue presente en mi sangre, en concentraciones bajas. Usualmente, no se aplica ningún tratamiento para eliminar este virus, ya que los anticuerpos se encargan de ello. Pero en mi caso, aunque mis anticuerpos ya se estén ordenando por sí mismos y hayan luchado bien contra el virus, mi médico considera preferible ayudar a acabar con los virus mediante un tratamiento específico.

El resumen es que ayer empecé el tratamiento, que durará 15 días. También tengo que empezar a hacer ejercicio para que las piernas recuperen fuerza y movilidad. A finales de agosto espero estar como nuevo.

Acabo.

Gracias por todas las muestras de cariño que he recibido, tanto a través de este blog como por los miles de canales para comunicarnos que están ahora a nuestra disposición.

* * *

Durante este mes largo de reposo, en el que no he tenido la cabeza muy lúcida, he pensado algunas cosas que nada tienen que ver con coches. Como posiblemente agosto sea un buen mes para debatirlas, es posible que se las vaya contando por aquí.

Buenas vacaciones a quienes empiecen mañana, a quienes ya hayan empezado y a quienes las empiecen en el futuro. Sean felices y pásenlo bien, que ahí fuera existen muchos motivos para disfrutar.

FIN