elberzotas

 

Hola amigos/as,

 

Me encuentro en Roma, donde llueve a cántaros. Si fuera más romántico, les diría que asomado a mi ventana veo los paraguas moverse como pequeñas manchas de colores sobre un lienzo negro y blablablá, pero la verdad es que estoy en un hotel apartado del centro y aquí no se ve un alma y, si la viera, no pensaría que es una mancha de color sobre un lienzo negro sino: qué demonios hace en la calle con un tiempo de mil demonios (esa clase de tiempo que combina lluvia fuerte con viento de cojones, que te jode si no llevas paraguas y el triple si lo llevas).

 

En fin, que estoy en la ciudad eterna, viendo cine y amigachos.

 

Para los fans de Spike Jonze (que son legión), decirles que he visto Her, su última película, que se estrena en España a finales de enero, si no voy errado. No soy un gran fan de Spike, aunque me gusta la mayor parte de John Malkovich y muchas cosas de Adaptation. Me pasa eso porque tengo la impresión de que nunca es capaz de llevar la “radicalidad” de sus propuestas hasta el final. Como si a medio camino se quedara sin gasolina.

 

En esta ocasión debo quitarme el sombrero: Her es maravillosa.

 

Cuenta la historia de un tipo que se enamora de un sistema operativo. Tal como lo leen: como si se enamoraran ustedes de su Windows… bueno, este SO es algo más complicadete, un sistema de inteligencia artificial con la voz de Scarlett Johansson y una complicidad a prueba de virus.

 

Hablaré más de ella cuando nos acerquemos al estreno, pero tomen nota.

 

Esta semana más de lo mismo: un montón de títulos mediocres, un par de películas con espíritu navideño (lo de la navidad empieza cada vez antes) y alguna cosa interesante.

 

En lo primero (mediocre) destaca un subproducto llamado The Collection.

 

Hace tres o cuatro años vi en el festival de cine fantástico de Sitges una película llamada The collector que hablaba de un sofisticadísimo asesino en serie que se dedicaba a plantar sofisticadísimas trampas para cazar a un montón de inanes con menos interés que una entrevista a Ana Obregón.

 

La película era una auténtica porquería, una especie de hija bastarda de Saw con mucha casquería y mucha trampa de baratillo (una habitación llena de anzuelos de pesca colgados del techo donde la peña se quedaba enganchada) donde lo más claro era que el asesino era un proyecto de bombero torero/paleta/fontanero/manitas que gastaba horas y pasta en sembrar de minas (es un decir, me estoy adornando) algunos parajes oscuros para que después las víctimas vocacionales pereciesen allí con el mayor dolor posible.

 

Bueno, pues han hecho segunda parte. En EEUU, para video y aquí, en pantalla grande, supongo que porque llevamos escrito en la cara un eslogan que dice “somos gilipollas”.

En la misma el asesino convoca una fiesta en una discoteca y, cuando el gentío llega allí, está todo lleno de trampas mortales y mueren todos en un grito colectivo de dolor agonicZZZZZZZZZZZZZZ.

 

También estrenan Retornados, un proyecto de terror con financiación española y sorprendentemente sólido que cuenta la historia de un mundo donde el zombi es un residente habitual al que se ha desprovisto de peligro porque la humanidad se las ha ingeniado para inventar una vacuna. Los problemas empiezan cuando la vacuna escasea y los muertos vivientes (por así llamarles) amenazan con convertirse en un Apocalipsis irreversible.

 

Muy bien contada y dirigida, con una excelente economía de recursos, al que esto firma le parece una de las apuestas más atrevidas del cine español en mucho tiempo. Precisamente porque se atreve a huir del terror para hundir la cabeza en el drama y es extremadamente inteligente a la hora de afrontar un género que parece ya agotado: el zombie.

 

Si les he de recomendar una película que sea esa.

 

Obviamente, pueden saltarse Quién mató a Bambi, otra insoportable muestra de pereza interpretativa del muy insoportable Quim Gutiérrez, empeñado en matarnos de sobredosis.

 

Este tipo me recuerda a Shia LaBeouf: guapito de cara carente de cualquier habilidad artística que acaba olvidado en el cajón de los trastos inútiles.

 

(Aún no he visto Blue jazmine, el último Woody Allen, pero mis colegas me hablan maravillas de él. Le echaré un ojo y ya les contaré.)

 

Hala, sean buenos/as. O no.

 

Abrazos/as,

T.G.