Texto: Noelia Sánchez. Fotos: Noelia Sánchez y Porsche

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Nunca había imaginado que en algún momento de mi vida iba a tener la oportunidad de conducir un Porsche. Pues me equivocaba y he tenido la oportunidad de conducir hasta cuatro modelos de Porsche diferentes.

4º Edición de la Escapada Deportiva de Porsche para Mujeres Comunicadoras

Todo empieza con un correo electrónico que recibí hace unos días de Raquel Collado, Asistente del Departamento de Comunicación de Porsche. En él me invitaba a la 4º Edición de la Escapada Deportiva de Porsche para Mujeres Comunicadoras. Debo de decir que mi trabajo en km77.com no es redactar, pero estoy encantada de poder contar en el blog mi experiencia. Cuando leí el correo me produjo una sensación de felicidad. Siempre es un placer que te inviten a un evento como éste y más cuando nunca has estado en uno parecido. Después de hablarlo con Javier Moltó confirmamos mi asistencia. A partir de ahí empezó mi sueño.

El vuelo salía desde el aeropuerto de Barajas a las 8 de la mañana. Javier tuvo el detalle de acercarme para presentarme al Director de Comunicación de Porsche, José Antonio Ruiz, algo que no fue posible porque ya estaba en Alicante. Cuando llegamos al aeropuerto nos dimos cuenta de que éramos los primeros en llegar, aunque rápido empezaron a llegar más chicas.

Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Alicante (El Altet) nos esperaba un chico de Porsche para llevarnos en minibús a nuestro primer destino, el Campo de Golf El Plantío. Allí estaba en fila de a uno toda la gama Porsche y, al lado de los deportivos, los responsables de la marca. Lo primero que hicimos fue desayunar. Cuando acabamos, José Antonio Ruiz nos explicó cómo se iba a desarrollar el día y también aprovechó para presentarnos De Dietrich, una empresa dedicada al sector de electrodomésticos de alta gama y HP perteneciente al mundo de la informática. Ambas nos acompañaron durante el evento.

Gama Porsche. Campo de Golf El Plantio

Formamos parejas y cogimos un coche. Mi compañera (Ana) y yo fuimos directas a por un Porsche Boxster S, de color azul (muy mono él). Primero lo condujo Ana. No quería que la gente se diera cuenta de que yo estaba entusiasmada por conducirlo.

Porsche Boxster S

Nos dirigimos a nuestro siguiente destino, el Circuito de Jumilla (Murcia). De camino al circuito paramos para cambiar de conductor. ¡Por fin llegó mi momento! Me senté, coloqué el asiento, los espejos y respiré hondo. Pensando que ahí estaba yo con un superdeportivo entre mis manos. Pues bien, pisé el freno, puse la palanca en posición «D», freno de mano quitado y aceleré para incorporarme a una carretera de doble sentido. Ese acelerón clavó mi cuerpo en el asiento y sin darme cuenta se me escapó una leve sonrisa.

Una vez en el circuito la organización había preparado tres pruebas diferentes. La primera prueba la realizamos sobre una superficie deslizante, conduciendo el Porsche Boxster, en la que el control de estabilidad era el protagonista. La prueba se dividía en dos partes. En la primera, el escenario era una rotonda y de lo que se trataba era de acelerar a fondo una vez que las ruedas habían tocado la lona mojada. La demostración la repetimos dos veces, una con la electrónica activada y otra sin activar. Resumiendo, sin el control de estabilidad activado el coche daba trompos exagerados (pero muy divertidos).

Porsche Boxster. Control de estabilidad

La segunda parte consistía en acelerar a fondo en una recta y frenar una vez que las dos ruedas de un lado estaban en la lona mojada. En este caso notabas como el coche se desplazaba hacia un lado si no tenía la electrónica activada.

Porsche Boxster. Control de estabilidad

En el siguiente sector del circuito nos esperaba el Porsche Panamera. Lo utilizamos para hacer frenadas de emergencia, pero antes probamos el sistema «Launch Control» que sirve para conseguir la máxima aceleración desde parado. Al principio, parecía complicado de hacer, pero era tan sencillo como pisar con el pie izquierdo el pedal del freno, con el derecho el acelerador a fondo y en ese instante se activa el sistema. Cuando el coche está muy acelerado, se suelta el freno y el Panamera sale disparado como si fuera un cohete. Metros más tarde había que frenar con fuerza imaginando que se había cruzado una vaca, como si fuese una frenada de emergencia.

Porsche Panamera. Frenada de emergencia

En la última prueba dimos vueltas con el Porsche Cayman S utilizando únicamente la segunda y tercera marcha e intentando llevarlo por el trazado más adecuado. Para ello nos habían colocado una serie de conos a lo largo de la pista como puntos de referencia.

Porsche Cayman S

La segunda parte de esta tercera prueba se basaba en ir de copiloto mientras el piloto experto, con un Porsche Carrera 4S, nos enseñaba a hacer el mismo trazado anterior, pero con la diferencia de que él lo hacía mejor y bastante más rápido.

Porsche Carrera 4S

Las pruebas fueron muy divertidas y creo que me hubiera pasado todo el día probando sin parar cada una de ellas ¡Quería más!

Uno de los coches que más me llamó la atención fue el Boxster Spyder, más que nada porque era el único que tenía los asientos tipo backet y quería saber cómo eran de cómodos. Por ese motivo, tras la comida, Ana y yo salimos corriendo para empezar la siguiente etapa conduciendo el Spyder.

Porsche Boxster Spyder

Nuestro destino final era llegar al Hotel Asia Gardens donde nos íbamos a alojar. La gracia de esta prueba era llegar sin la ayuda del navegador. Tan solo teníamos que seguir unas indicaciones en un PDF que nos suministró Porsche en un ordenador portátil HP. A mitad de este último recorrido con el Spyder en nuestras manos, cambiamos por última vez de coche. En esta ocasión probamos el Porsche Panamera. Para mi gusto era muy grande, comparado con los deportivos. Pero lo cierto es que me terminó gustando.

Cuando llegamos al Hotel nos registramos y enseguida empezó la presentación. Otra de las pruebas era rellenar el llamado “Pasaporte” con una serie de preguntas.

Rueda de prensa en el Hotel Asia Gardens

La última y muy curiosa prueba, era hacer un retrato robot de un asesino en serie. El encargado de explicarnos esta actividad nos contaba una historia que estaba basada en hechos reales. Mientras contaba la historia de cómo habían sucedido los hechos, a la vez nos daba pistas de cómo era física y psicológicamente el asesino. A partir de ahí y con seis fotos que nos había facilitado el monitor teníamos que decidirnos entre uno de ellos. Una vez elegido nuestro asesino empezamos a desarrollar el retrato robot con un programa que utilizan los policías para estos casos.

Para finalizar el día cenamos en el Hotel junto a todos los organizadores del evento.

Al día siguiente, volvimos a Madrid. Con mucha penita y dejando atrás una experiencia que yo por lo menos no olvidaré.