Vengo de la gasolinera. La cita era a las 5:45. He llegado a las seis menos veinte y Rudi ya estaba esperando.  «Mucha gente quisiera hacer lo que voy a hacer yo hoy. Arturo Andrés es un mito para muchísima gente. Yo no he parado de comprar revistas desde que lo descubrí para leerle. Estudié la formación profesional y luego seguí con la carrera porque veía que aprendía más con las revistas que en las clases».

Ha llegado Arturo. Qué bien me cae este hombre. Puntual y con las ganas de un chaval para hacer bien las cosas. «Ven, que te lo presento», le digo a Rudi. Que yo acabe de conocer a Rudi importa poco.

Es cosa de dos minutos. Arturo reposta el Passat. Le ayudamos a menear el coche. El gasóleo rebosa. Rudi me cuenta las «mejoras» introducidas en su coche mientras Arturo paga. Les hago una foto y se suben al coche. «Te cuento unas cosas y nos vamos» le dice Arturo.

Dentro del coche, con las ventanillas cerradas, me dan envidia a mí. Mientras estoy repostando el Golf, salen de la gasolinera. Ahora mismo van por esas carreteras de Dios, midiéndole el consumo a un Volkswagen Passat. Arturo al volante y Rudi listo para apuntarlo todo y contárnoslo.