(Cuento escrito por un lector participante en estos blogs)

Mi nombre es Rudolf. (Mentira puñetera como todos los nombres que aparezcan a continuación), trabajo como asistente de Santa Claus, ese gordo que sale en la tele vestido de rojo y que también llaman Papa Noel, (mentira también mi trabajo está en los coches y me gusta). Con esto queda claro que como en las películas americanas los nombres han sido cambiados y las situaciones adaptadas al cuento.

Rudolf, o sea yo, estaba el 21 de Diciembre preparando la cena en casa cuando llegó la Sra. Rudolf.

— Hola cariño! —beso de rigor—, mañana es tu último día de trabajo este año. Mira, estuve con las monjas y necesitan un coche nuevo, el suyo tiene 17 años y se cae a pedazos. Como tú trabajas en coches y conoces a un montón de gente… ¿Podrías echarles una mano?

Adiós, mi Rena me conoce más que de sobra y lo dice suave. O me meto, o me meto.

(Atención, por si alguien cree que lo de “trabajas en coches” significa que puedo ordenar que subvencionen, regalen o hagan la vista gorda para que alguien se haga con un coche
gratis, tipo político de turno, pues no.

Y si alguien cree que “estuve con las monjas” tiene que ver con creencias religiosas de cualquier color en mi casa, pues tampoco oigan. Otra cosa es ayudar a alguien que sabe pedir ayuda.)

En fin, eran las 9:00 pm y sabiendo lo que las monjas tienen, como lo usan, y lo que yo creo que les puede servir hago unas llamadas.

Además, aparte de ser monjas sé perfectamente la labor social que hacen y me gusta. A una de las llamadas me responde un vendedor de coches con más de 30 años en esto.
Lo voy a llamar «Diablo». Está obviamente en una fiesta de Navidad y sabe que con unas cañas, unos pinchos y unos vinos solo hacen negocios las buenas personas o los tontos.
— ¡Joder! Rudolf, ayer mismo me acordé de tí (ya,), sí hombre, joder, cómo no, pero llámame mañana a media mañana que no soy persona.

22 de Diciembre media mañana.
— Hola Diablo. A ver, te recuerdo lo de ayer, necesito un coche, es para una congregación de monjas. Cinco asientos de verdad, maletero grande y navegador . El navegador es
obligatorio, lo usarán varias personas y hará varios viajes a Madrid al año. Y por supuesto
lo mejor que puedas ofertar.
— ¡Joder!, No hay problema, hablo con mis compañeros te busco algo y te aviso, eso está hecho.

Diablo se ha puesto a trabajar, el hecho de ser un coche para unas monjas dudo que sea relevante. Ellos venden coches. Y punto. A lo mejor el tema le pone.

A los 45 minutos, suena el móvil.

— Oye Rudolf, soy Diablo, tengo lo que necesitas. Un Hispano Suiza (permítanme la tontería) km 0 perfecto para ellas.
— ¿Un qué? ¿Estás seguro?.
— Sí hombre, navegador incluido, cámara trasera y sensores, pintura metalizada. Te lo tramita Herodes (perdón, tengo una relación cariño/odio con los vendedores).

Llamo a la Sra. Rudolf, le explico el tema, le doy el móvil de Diablo para que se pongan en contacto, sigo con lo mío y olvido el asunto.

22 de Diciembre, como siempre, estoy con la cena y pensando en lo que cocinaremos para Nochebuena.

Llega la Sra. Rudolf a casa.

— Gracias cariño, (beso de rigor) escucha esta nota de Juasá, Sor Maserati te da las gracias, ha quedado con Herodes y mañana sábado a primera hora irán a ver el coche. La madre que me parió, el Hispano Suiza les convence. Y es mañana mismo la cita, unas monjas y Herodes en la venta de un coche.
— Vale cariño.

Llamo a Diablo.
— Oye tío, ¿Es Km0 de verdad turbodiesel, por 150.000 celestiales?
— Joder, por supuesto.
— Pero, ¿Km0 de verdad, no es de vuestra flota de vehículos de pruebas, ni de dirección, ni semi-nuevo?

— Joder, que no, es Km0, Km0, matriculado por nosotros en Junio y sale a venta ahora, hicimos la garantía por 3 años y ahora mismo se lo llevan con dos años y medio de garantía.
— Diablo, no me jodas, mañana por la mañana a las 10 en punto estoy yo en la puerta, que lo sepas.
— Jo, cómo eres Rudolf, estará Herodes y el coche estará listo para verlo.

23 de Diciembre, 9:45 am. Estoy en la puerta. Quiero llegar yo primero para hacer las preguntas que me dé la gana.

10:00 llega Herodes, me presento, conoce el tema y me dice que el coche está en la campa listo para revisión.

10:15 mis monjas no han llegado, pero, aparece Diablo.

— Coño Diablo, ¿tu por aquí en Sábado?
— Me tocaba. Mira, Herodes está ocupado, voy a por las llaves de la campa y vemos el coche.

Llegan las monjas, dos, vienen acompañadas por una persona que llamaré Angel. A los cinco minutos de conocerle doy por hecho que es un ángel. Con pinta de jubilado colabora con la labor de las monjas desinteresadamente. Sí, desinteresadamente, se nota, lo dice su mirada, su apostura, tiene un mensaje gestual que ya quisiera yo tener.

Sor Maserati me sorprende. Hábito de calle, falda plisada y jersey gris. Sé que su vida de niña fue dura en un Medellín que conocemos por la serie de Narcos, algunos de su familia murieron en aquella guerra contra el Estado . Cincuentona como yo, jovial, inteligente, dispuesta a aprender todo lo que significa tener un coche nuevo y el salto de 17 años desde su antiguo vehículo.

Vamos a la campa. Herodes ha preparado el coche como si fuera para una entrega, limpio y bien colocado. Al acercarnos está colocado de primero, justo enfrente de la entrada a la campa alineado
entre un centenar de coches. Diablo pulsa el mando de apertura, los intermitentes parpadean y los espejos se despliegan. El color me gusta, mucho. Un casi negro (gris) muy cargado de metalizado que produce reflejos muy bonitos.

Joder, pues un poco se lo han currado, pienso.

Es un Km0 de verdad, no ha sido conducido nunca, ni siquiera se le han puesto las matrículas a pesar de estar ya matriculado. Diablo y Herodes no me han mentido para que fuéramos a ver un coche con algunos km. Está impoluto. Está fabricado hace 6 meses, matriculado, y ha cumplido el plazo para ponerlo en venta según las normas del fabricante.

Tomo el mando, no dejo que Diablo use ni una sola técnica de venta de tipo decorativo. Le explico a Sor Maserati cómo funciona todo (el día anterior hice un ejercicio de revisión completo del coche en sí). Me extiendo en ello. 45 minutos de explicaciones de todo. Desde la pantalla táctil a lo que es un sistema antipolución de un diésel moderno, hablamos de si no sería mejor un gasolina. Sus viajes a Madrid me dicen que el diésel le va mejor. Hablamos del navegador, de cómo ayuda la cámara trasera, de la configuración de los asientos traseros…. Ángel observa, pregunta despacio, siempre atento, el consejero perfecto. Diablo no abre la boca, hoy quien vende, o no, soy yo.

Listo. El color es el único problema. Pensaban que Gris Platinum era un color claro. Son 150.000 celestiales le digo, pienselo.

— Ese es el primer precio, dice Sor Maserati ¿Cuánto podemos negociar?.

Diablo levanta una ceja, no le dejo intervenir.

— Sor Maserati, le digo, ayer le escribí con las características y condiciones, este coche es un remanente que no fue vendido en su día, ahora tiene un precio fijo que ya tiene un descuento sobre lo que costaría si lo encargase ahora.

Diablo se medio sonrie.

Cabrón, pienso, estoy haciendo tu trabajo porque creo que el trato es justo y un poquito habéis currado.
Recibo 2 juasaps.

Diablo, «Joder con todo lo que le has explicado pudiste joder la venta. Pero me gustó.»
Sor Maserati. «Gracias por tras recomendar algo personarte en el concesionario y explicarnos por qué crees que nos vale. El color no será el problema. Nos gusta la “Camioneta”.

Feliz Navidad,

A los que le guste el turrón, que coman mucho.
A los que le guste el champán, que beban poco.

Rudolf, Asistente personal del Gordo Rojo.