Como dice Luis Tarrafeta en este magnífico artículo que les recomiendo (Hoy voy a hablar de la esperanza) yo también he leído mucho sobre el coronavirus y me dan vuelta por la cabeza una serie de ideas, sin autoridad, como siempre, pero razonadas. (Para lo de la autoridad, también les recomiendo un magnífico artículo de Alberto Sicilia (Por qué soy científico).

En los últimos dos días he tenido fiebre muy alta, por encima de 39 grados . No sé si es coronavirus. No me he hecho la prueba. Como me encontraba relativamente bien, a pesar de la fiebre, no quería llamar al teléfono de información de la Comunidad de Madrid para no molestar en un servicio que está saturado. Finalmente llamé, porque una amiga me dijo que es bueno que tengan registrada la información de todos los casos, para un mejor control y gestión. Como esa idea de tener datos es la que defiendo desde el principio, sin datos concretos y fiables no seremos capaces de gestonar esto, finalmente llamé. Me costó tres llamadas, porque al cabo de un rato se corta, de unos cinco minutos por llamada. Menos de lo que esperaba. La conversación fue breve:

— ¿Me dice su número de DNI, por favor?

— XXXX

— ¿Tiene usted fiebre?

— Si. 39 anoche y 38,3 ahora.

— ¿Tiene usted tos?

— No

— ¿Sensación de falta de aire al respirar?

— No

— El test sale negativo. No tiene usted infección por coronavirus. Tendrá un catarro por otra cosa.

Después de esta conversación me quedó clarísimo que este test se puede hacer por internet, al estilo del recomendador de pólizas de seguro que tenemos en arpem.com. Hay muchas personas que querrán que les conteste un ser humano. No digo que haya que quitar el servicio de atención telefónica. Pero seguro que hay muchas personas que, como yo, hubieran acudido al «prediagnóstico on-line» desde el primer momento. Con un servicio on-line, se podrían estimar casos de afectados con mucha mayor precisión que en la actualidad.

Si lo hicéramos bien, por internet, se podrían clasificar los casos por probabilidad de estar infectado, y en función de la probabilidad que se asignara a cada caso, se le podría pedir más información a cada persona, para determinar con quién ha tenido contacto (con personas de riesgo, por ejemplo). Con esa información, se podría hacer un seguimiento mucho más cercano de personas con riesgo de ser ingresadas, que es el problema grave que genera esta infección.

A pesar de que internet está presente en todos los días de la sociedad, en esta crisis la hemos dejado de lado para mejorar la gestión. Internet nos da herramientas potentísimas para mejorar y gestionar la información en momentos como este. Es sorprendente que desde los estados no se haya recurrido a este herramienta, porque sin datos, con medidas nada selectivas, la duración y las consecuencias de esta crisis serán mucho más graves y largas. Necesitamos datos precisos de la situación de cada ciudadano y programas específicos de actuación para cada caso. Hasta ahora no ha sido posible. Pero eso no significa que no sea posible para el futuro.

El problema no es, o no somos, toda la población que pasará la infección con dolores, fiebre y malestar, sino quienes tengan problemas respiratorios que recomienden el ingreso hospitalario.

Yo, de hecho, espero que el diagnóstico telefónico fuera equivocado, porque de esta forma, si estoy inmunizado, puedo ser más útil a la sociedad. Podré cuidar de mi madre y de muchas personas de riesgo, sin caer enfermo cuando más me necesiten.

Sé que en Corea del Sur se utilizó una aplicación para hacer algo parecido a esto que propongo. No hace ninguna falta una aplicación. Es más lenta de desarrollar y no aporta muchos beneficios, especialmente cuando no podemos salir de casa. En 48 horas (o en menos) podríamos tener un sistema listo, en la página web del Ministerio de Sanidad.

Hay otro asunto que me ronda la cabeza. Es que nos podamos identificar públicamente con etiquetas.

«Etiqueta verde». Ya he pasado la enfermedad hace más de 14 días.

«Etiqueta roja». Tengo alta probabilidad de estar infectado.

«Etiqueta azul». Baja probabilidad de estar infectado y soy persona de bajo riesgo. (Para medir el riesgo también habría que utilizar un formulario de internet. No sé qué preguntas habría que hacer, pero seguro que es posible. He visto clasificaciones de riesgo por edad. No es suficiente)

«Etiqueta naranja». Baja probabilidad de estar infectado y soy persona de alto riesgo.

Esta información sería muy útil para todos. No se trata de estigmatizar, sino de dar información útil. No estamos acostumbrados a este tipo de disciplina y control social, pero vivimos momentos excepcionales.

Un último asunto que me ronda la cabeza es la gestión de la transmisión programada del virus entre personas de bajo riesgo y personas de alto riesgo, con programas específicos de comportamiento por zonas y personas (en función de la saturación de hospitales, por ejemplo). Tendríamos que estar trabajando ya para anticipar soluciones en lugares en los que todavía el virus no supone un problema)

Si realmente es bueno que tengamos un elevado porcentaje de la población inmunizado (aunque no parece que la inmunización sea de por vida), hasta que tengamos una vacuna, que parece que no será antes de un año, tendríamos que realizar programas de propagación controlada del virus. No tengo ni idea de cómo se podrían realizar, pero esa es otra cuestión.

* * *

Les dejo, para terminar, tres artículos más. A pesar de la fiebre, he leído algunos artículos deliciosos estos días. Los dos que he enlazado al principio y los tres que enlazo ahora entre ellos. Estos de ahora los ha escrito Juan Ignacio Pérez. La alternativa del diablo, No habrá solución sin más conocimiento y Los tártaros del teniente Drogo ya están aquí.