Entre los Abrazos rotos y los Tacones lejanos me fabrico un título. No, no voy a hablar de cine.

Voy a hablar de abrazos lejanos. Estos días no nos queda más remedio que abrazarnos en la distancia, en la lejanía. Abrazarnos por cualquier medio. La mejor forma que tenemos de cuidar a nuestros mayores es aislándolos. Es muy duro. La mejor forma de cuidar a nuestros amigos es no viéndolos. La mejor forma de cuidar a conocidos y desconocidos es en la distancia. No podemos ir a ver a quienes enferman, no podemos decir adiós a quien sospechamos que va a morir (lean este artículo tan bello y tan desgarrador de Ana Fuentes: Cuando la guerra te toca). La guerra nos toca, nos fulmina y nosotros resistimos en la distancia.

Tenemos que buscar resquicios, ideas para el contacto lejano, para el apoyo, para sumar fuerzas y darnos calor. Abrazos para transmitir apoyo, amor y confianza.

No podemos acercarnos en persona, pero tenemos que estar más cerca que nunca. Nosotros, con nuestros amigos, cenas en la distancia con el mismo menúa, para ver cuál sabe mejor, juegos compartidos, lecturas debatidas, asuntos de los que hablar. Necesitamos sentir la presencia para soportar el desánimo.

No sólo con nuestros amigos. Tenemos que inventear formas de ayudar. El 14 de marzo, publiqué ¿Cómo podemos ayudar? Es difícl hacerlo, pero empiezan a abrirse posibilidades. He visto personal sanitario que busca habitación en Madrid cerca de los hospitales donde trabajan y varias marcas de coches, movidas por la tenacidad de los trabajadores, están buscando soluciones para prestar coches a médicos y sanitarios que los necesitan para sus desplazamientos.

Me gustaría contar historias concretas en este blog. Dar mi pequeño abrazo. Contar historias de personas que gracias a ese abrazo lejano, a esa ayuda que proviene de alguien desconocido, pueden a su vez ayudar mejor y buscar soluciones.

Si conocen abrazos lejanos concretos y cuyos protagonistas los quieran contar, ahora o cuando toda esta situación se haya relajado, les agradecería que me escribieran a «teletransporte@km77.com», o me avisaran a mi cuenta de Twitter (@javiermolto).

Contar los abrazos lejanos es un pequeño homenaje a quienes dan abrazos. También al abrazo en sí mismo.