¿Quién vigila al vigilante?

En los tiempos de la Roma Imperial se lo tenían bien montado, al menos en teoría: las legiones, por muy victoriosas que retornasen de las más lejanas campañas, no entraban en Roma, sino que se quedaban acampadas fuera, a prudente distancia. Entraban sus jefes, que recibían las coronas de laurel y las aclamaciones del pueblo, […]