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El Range Rover Sport es un coche caro y exclusivo, de eso no creo que haya dudas. Pero si hay algo que le diferencia de otros modelos de la competencia es la posibilidad de configurarlo hasta límites insospechados, ya sea por equipamiento como por pinturas, tapizados o elementos decorativos.

Uno puede elegir una versión concreta, volverse loco y prácticamente duplicar el coste del coche a costa de elementos opcionales. La cuenta corriente se verá severamente afectada, pero a cambio tendrá un coche prácticamente único.

Range Rover es consciente de ello y, además de ofrecer este amplísimo programa de personalización, de cuándo en cuándo pone a la venta versiones concretas con equipamiento específico y un aspecto ligeramente cambiado. Y sí, también con algunas piezas exclusivas que elevan considerablemente el precio de adquisición, pero que prácticamente aseguran a su propietario que no se va a cruzar con un Range Rover Sport igual.

El último modelo de este tipo es el Range Rover Sport SV Carbon, una versión que ya se puede adquirir desde unos módicos 229 450 euros (más extras, uno no lo va a comprar «pelado») y que hará las delicias de los fanáticos de la fibra de carbono. Porque la principal diferencia con respecto a las versiones SV y SV Black es esa: el uso masivo de dicho material para muchas piezas del coche, tanto por dentro como por fuera.

De serie incluye un paquete al que la marca denomina «Forged Carbon» y que incluye muchos elementos de fibra de carbono: capó (pintado en el color de la carrocería), la parrilla delantera, las tomas de aire del capó y las aletas, los embellecedores que rodean las salidas de escape, las cubiertas posteriores de los asientos delanteros (que son de tipo baquet) o las molduras decorativas del salpicadero y las puertas.

Pero puede que esto no sea suficiente para algunas personas y quieran ir un paso más allá en el uso del mencionado material. No hay problema si la cuenta corriente goza de buena salud: Range Rover te ofrece unos discos carbocerámicos por 10 366 euros, unas llantas de 23 pulgadas por 11 780 euros o un capó con el material a la vista por 3140 euros (es decir, sin la pintura que lleva de serie). Con todo instalado, el ahorro de peso con respecto al Range Rover Sport P530 es de 76 kilos.

Para la pintura de la carrocería las opciones son igualmente amplísimas: el catálogo «normal» del modelo, el «SV Bespoke» (prácticamente sin límite) y cuatro colores exclusivos de esta versión. Menos opciones hay para el interior, aunque es poco probable que sus posibles compradores no queden satisfechos con algunas de las combinaciones de color y tipos de tapizado: piel Windsor perforada en color Ebony, Ebony/Rosewood o Ebony/Light Cloud o tejido Ultrafabrics, un tipo de de tela sostenible para los que están concienciados con el medio ambiente pero gustan de llevar un V8 bajo el capó.

Porque el motor es el mismo que el resto de versiones SV, un V8 biturbo de gasolina con dos turbocompresores, 4,4 litros de cilindrada y 635 caballos. Pero con etiqueta ECO, eso sí, que para eso lleva un sistema de hibridación ligera a 48 V.