Los vehículos diésel no se venden tanto como lo hacían unos años atrás, pero todavía hay quienes prefieren decantarse por este tipo de motores por su bajo consumo de combustible. Además, los avances tecnológicos han hecho que en la actualidad sean más limpios y eficientes que nunca. Gran parte de esto se debe al SCR o sistema de reducción catalítica selectiva que, mediante el AdBlue, reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), requisito para cumplir con las normativas de emisiones europeas.
El AdBlue es una solución está compuesta por un 32,5 % de urea en agua desionizada y es regulada por la norma ISO 22241, que define sus especificaciones de calidad, transporte y almacenamiento. Es habitual encontrarlo en un surtidor independiente en las gasolineras, aunque también se puede adquirir en envases de distinta capacidad.
El AdBlue es fundamental para que el sistema SCR funcione correctamente, pero también puede generar problemas. Uno de los más frecuentes, especialmente en vehículos diésel acostumbrados a ciclos urbanos o trayectos cortos, es la cristalización de la urea, que puede obstruir el sistema (tuberías e inyector) y terminar en costosas intervenciones si no se controla a tiempo.
Cómo y por qué cristaliza el AdBlue
El AdBlue se inyecta en cantidades precisas en el flujo de gases de escape, donde la urea se descompone en amoníaco que reduce los NOx en el catalizador SCR. Para que esta reacción ocurra eficientemente, el sistema debe alcanzar temperaturas elevadas (por encima de los 200–260 °C).

Sin embargo, cuando un motor no alcanza este nivel térmico, por ejemplo, en conducción urbana con recorridos cortos, el AdBlue puede no evaporarse correctamente y pasar por fases de cambio de estado que favorecen la formación de cristales sólidos de urea o compuestos como azuluratos o ácidos cianúricos. Estos pueden acumularse en inyectores, bombas o conductos y reducir la eficacia del sistema SCR o incluso bloquearlo parcialmente.
Si el tapón del depósito del AdBlue no se cierra correctamente, puede producirse la evaporación del disolvente (el agua) y la cristalización del soluto (la urea), generando residuos en el depósito. Es lo mismo que ocurre si dejamos un vaso con agua salada durante mucho tiempo: según el agua se evapora, aumenta al concentración de sal que acaba precipitando en el fondo del vaso.
Además de las condiciones de temperatura, también influye cómo se almacena y la calidad del mismo. Y si el AdBlue no cumple con la norma ISO 22241, porque tiene impurezas o agua inadecuada, incrementa el riesgo de formación de cristales y problemas mecánicos, pues el sistema SCR está diseñado para operar con una composición muy específica.
Consecuencias en el vehículo
El primer indicio de que el coche se ha visto afectado por esta cristalización puede ser que se encienda un testigo de advertencia en el cuadro de instrumentos, relacionado con el sistema de emisiones o nivel de AdBlue, aun habiendo rellenado el depósito recientemente. La obstrucción en inyectores o canales dificulta la correcta dosificación del aditivo y reduce la eficiencia del control de NOx, lo que puede traducirse en mayor consumo de AdBlue, emisiones elevadas o incluso en pérdida de potencia y limitaciones operativas del motor.
En casos más graves, la formación persistente de depósitos puede requerir una limpieza técnica del sistema o incluso la sustitución de componentes del SCR, lo que implica un coste bastante mayor.

¿Cómo evitar que se cristalice el AdBlue?
Técnicamente, la mejor manera de prevenir la cristalización es intentar que el sistema SCR opere en condiciones de temperatura adecuadas y con un AdBlue de calidad conforme a la ISO 22241. Esto implica, también, evitar guardar el producto durante mucho tiempo o en condiciones no recomendadas.
En el mercado hay aditivos y tratamientos formulados específicamente para minimizar el riesgo de cristalización o ayudar a mantener limpios los conductos del sistema. Estos productos se añaden al depósito de AdBlue para tratar de impedir la formación de cristales o facilitar su disolución si empiezan a formarse. Ahora bien, no es lo más recomendable, ya que podría alterar las propiedades químicas del líquido y comportarse de forma distinta a lo previsto.
Por tanto, los aditivos anticristalización pueden ser útiles en ciertas circunstancias como medida preventiva adicional y su aplicación debe valorarse con criterio y, en la medida de lo posible, basarse en recomendaciones técnicas del fabricante del vehículo o del propio sistema SCR.
Que habrá quien irremediablemente sufre problema con el AdBlue, porque los fallos mecánicos existen.
Ahora bien, dos soluciones fáciles y sencillas: depósito de AdBlue siempre lleno y, esto ya es manido en los diésel desde hace mas de 20 años con las EGR, de vez en cuando airear el motor por carretera.
Habria estado bien haber explicado las condiciones de uso ideal para que eso no pase.
Km seguidos ideales, velocidad o rpm, etc etc.
Tras 80000 kms os cuento mi experiencia: nunca llenar el depositova tope, de vez en cuando abrir el tapón del deposito para que entre aire y no se haga vacío, antes de rellenar echar 25cl de agua destilada para limpiar había dentro y disolver sales y justo al acabar de rellenar otros 25 cl para arrastrar todo había adentro. Cada 60000 kms desmontar el inyector y el conducto de entrada y ver su estado. (En mi caso limpio impoluto).
Tengo la suerte de poder ver el nivel del deposito y cada vez que baja un rayita es un día de alegría porque veo que todo funciona.
Cruzo los dedos ñ, de momento todo bien.
Tengo un opel (GM no Stellantis) y de momento no hay informes de averías en estos coches. Creo que hay modelos mejor diseñados que otros, además del uso.
No recomiendo diésel con adblue a alguien que no sea muy metódico la verdad.