El verano que viene sube el IVA general dos puntos, incluido el del automóvil.
Da para muchos post las consecuencias económicas para el sector de dicha medida, pero siendo muy egoísta, lo primero que supone es un montón de trabajo para las fecha de entrada en vigor (julio 2010).
En medio del periodo más importante de ventas, y antes de las vacaciones, todas las marcas tendremos que hacer nuevas listas de precios (no basta con cambiar el precio sin impuestos, hay que hacer ajustes para que el PVP quede redondeado) que suelen suponer una infinidad de procesos de autorización, análisis, publicación de listas, actualización de webs, aplicativos… un auténtico coñazo.
Además, ¿Qué hacemos? ¿Trasladamos esos dos puntos de subida directamente al consumidor o bajamos el precio sin impuestos para que el PVP se mantenga igual? Dependerá de lo que hagan los rivales, lo que exige mirar más que nunca sus movimientos en cuanto a precios. Tampoco es que tengamos mucho margen de maniobra: la rentabilidad de cada venta es ya tan escasa que perder dos puntos de rentabilidad para mantener los precios actuales es casi inviable.
Todo ello sin valorar uno de los cambios más importantes, que es el realizar toda una nueva recalendarización de las ventas. No creo que nadie se compre el coche en julio (a no ser que se la necesidad de cambiar de coche le salga en ese mismo mes) en lugar de adelantar la compra un mes. Podemos esperar un junio alto de ventas y un julio y agosto por los suelos, y eso supone todo un esfuerzo de planificación (producción, logística de transporte, facturación de dichos coches, matriculaciones a clientes con una fecha límite improrrogable, etc.).
Ya podré ir entendiendo las consecuencias estructurales de estos cambios fiscales, por el momento sólo se que los permisos de veraneo de mi equipo el año que viene van a estar más que racionados.