perdona

Señores y señoras,

Sí, he vuelto. Otra vez.

¿Qué me está pasando? (Se preguntarán ustedes.) Actualizando cada dos o tres días, como un bloguero cualquiera.

¿Será esta una de las siete trompetas del Apocalipsis? ¿Habrán llegado ya los alienígenas a la tierra? ¿Me habrá poseído Elsa Punset?

Nada de eso, amigos y amigas, simplemente estaba hoy en mi casa, disfrutando de las bondades del verano (la humedad, el calor insoportable, los hippies que tocan el tambor en la playa, las noches en que no se puede dormir), cuando he caído en que en mi comentario/post sobre las películas de esta semana me dejé una obra maestra imprescindible y que deben ir a ver sí o sí, ya que es de lo mejor que va a estrenarse este año y –probablemente– en los que vienen: Perdona si te llamo amor.

Sí, amigos y amigas, se estrena otra de esas películas basadas en una novela de Federico Moccia. Esperen, esperen, no huyan aún.

Moccia es ese señor italiano que escribe novelas de amor adolescente, a pesar de que aún vive con su madre (no me lo invento, además viaja con ella a todas partes) y que hizo que todos los puentes del mundo se llenaran de candados testimoniando el amor de un número infinito de memos y mamarrachas (de hecho, leí que recientemente un puente de París se derrumbó por culpa del peso de los dichosos candados) y que en España conocemos por esas “películas” llamadas a Tres metros sobre el cielo y otra que no recuerdo y no pienso buscar porque tengo cosas mejores que hacer, como rascarme la rodilla.

Pues bien, este señor y sus acólitos estrenan otra película y lo hacen con ese pobre actor llamado Daniele Liotti (tranquilos/as, yo tampoco lo conocía de nada) y una desconocida de nombre Paloma Bloyd, que al parecer ha salido en muchas series españolas como El barco y Aguila roja. También sale en No habrá paz para los malvados, concretamente haciendo el papel de “Chica rubia 2”. No, no me lo invento, lo he encontrado en internet y allí nadie miente.

También salen Jan Cornet (éste creo que salía en una de Almodóvar) y Cristina Brondó (una buena actriz que supongo que vio luz, entró y se encontró con este rodaje). En fin, les cuento un poco de qué va la película porque sé que están impacientes/as: Álex es un atractivo ejecutivo que acaba de ser rechazado por su novia y está muy triste (muy, muy triste, extremadamente triste) y que ve como en su vida entra una adolescente de la que se enamora perdidamente.

Lo sé, es de una originalidad apabullante y están ustedes/as emocionados/as, a punto de coger la cartera y salir pitando hacia el cine.

Bueno, sepan ustedes que les he engañado aunque creo que algo se olían: Perdona si te llamo amor es una de las películas más nefastas de la historia de la humanidad. La ha rodado un mandril esquizofrénico al que han pagado mal, así que lo ha hecho rápido y sin ganas.

Moccia ha escrito unos diálogos que convertirían a Gandhi en un loco violento y los actores son de una senilidad preocupante teniendo en cuenta que ninguno llega a los 30, excepto el patán que interpreta a Álex, que tiene unos 43 y avanza a marchas forzadas hacia la jubilación forzosa.

Yo imagino que el trío de productores detrás de esta aberración había abusado de alguna sustancia psicotrópica o –a lo mejor– se estaban gastando el dinero de otro, porque sino es inexplicable que alguien se gaste más de 20 céntimos en hacer posible semejante aberración.

Mi escena favorita es aquella en la que el protagonista corre a comprar un helado. Es de una torpeza tan descomunal que –por comparación– el resto de la película parece menos detestable.

Oigan, que si alguien se atreve a ir al cine a verla yo estoy dispuesto a darle un abrazo. Siempre he sentido admiración por los valientes y hay que serlo mucho para pagar 8 euros por este delirio.

Abrazos/as,
T.G.