Amigas y amigos.

Qué tal va todo? Mañana es fiesta en mi ciudad natal y soy particularmente feliz por ese motivo y por mi intención de no salir de casa si no es porque tengo que pasear a mi maravilloso perro Harpo. En ningún sitio se está como en casa y, en concreto, en ningún sitio se está como en mi casa.

Dicho esto, si son ustedes de los que se aventuran a dejar el hogar para dirigirse a otros lugares, déjenme aconsejarles un par de películas. Bueno, una se la aconsejo/aconsejo y la otra les dejo que tomen sus propias decisiones, porque ya somos mayorcitos.

Supermario Bros se ha estrenado arrasando y se ha convertido (en EEUU) en el segundo mejor estreno de una película de animación de todos los tiempos, solo por detrás de Los increíbles 2. Estamos hablando de 190 millones de dólares los primeros cinco días y unos 190 más en el resto del mundo. Si me preguntan a mí, la película es un tremendo aburrimiento, pero lo cierto es que no deberían preguntarme a mí.

Parece que los chavales se lo están pasando pipa con la película y al final es lo que cuenta. Si tienen familia en esas edades, podría ser una gran apuesta.

La otra cosa que sí aconsejo/aconsejo es Air.

El proyecto de Ben Affleck y Matt Damon sobre el nacimiento de la zapatilla más famosa de todos los tiempos llega a los cines con bastante discreción, probablemente porque se trata de cine adulto con muchos diálogos y sin efectos especiales, que -además- no forma parte de ninguna saga o franquicia. La película cuenta como Nike fue capaz de convencer a Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, para que se comprometiera con ellos. Aunque Jordan estaba ya decidido a firmar un contrato con Adidas, los popes de la marca fueron capaces de convencerle.

Es una historia apasionante, dirigida por el propio Affleck, en la que se cuentan los recovecos del trato que cambio la historia de las zapatillas deportivas. Es verdad que es raro que en una historia sobre Michael Jordan no aparezca Michael Jordan, pero muy probablemente la presencia de un actor tratando de emular a una de las personalidades más magnéticas del s.XX hubiera sido algo así como una monumental distracción para el espectador.

Una muy buena peli, bien construida, sólida y que pasa en un soplido. Vale la pena salir de casa por ella.

Y rematamos el fin de semana con una serie espléndida que ha llegado sin avisar, porque hay tal tsunami de cosas de tele que es imposible verlo todo o al menos saber de todo. Uno se pone delante de su pantalla, le da a cualquier plataforma y a ver qué cojones pasa. Es un sistema delirante.

La serie se llama Tiny beatiful things y habla de una tipa que está viendo como su vida se va al garete mientras desarrolla una incipiente vocación por la escritura. Está en Disney +, los capítulos se hacen cortos y el reparto es magnífico. No diría que es un drama y definitivamente no es una sitcom, pero esa amargura de ser humano que oye las columnas de su existencia resquebrajándose mientras en el horizonte surge lo que podría ser una oportunidad, es francamente emotivo. A mí me parece de lo más atractivo que se ha estrenado en 2023 y se la aconsejo fervientemente.

Nada más, voy a seguir con mi domingo de hibernación y a esperar pacientemente a que llegue el meteorito que alivie por fin al planeta.

Pórtense bien y no sean como yo: cojan las llaves y váyanse al cine.

Abrazos,

T.G.R.