Artículos
Editoriales
Relatos
Firmas

  Más artículos de
Juan Manuel Pichardo
La guerra santa de la DGT
Sobre el propósito del diseño
El automóvil como artículo de consumo o como medio de transporte
El fracaso comercial del Toledo y la estrategia de SEAT
Mercedes-Benz fue la mejor marca del siglo pasado
Dos targetes raros
Las generaciones que quemamos el petróleo
Rafael Escamilla
El muerto es una mala unidad para medir la seguridad en la carretera
Tú eres tonto
Categoría femenina
La velocidad puede matar. Y el tocino, también
Jaguar: pasado contra futuro
— Y eso de la educación vial ¿qué es?
Variaciones apócrifas del sacacorchos
Moros o cristianos
La mala conciencia
Márquetin
Prensa y periodismo
San Fermín y San Cristobal
De cómo el taimado teutón fue al fin descubierto
Periodistas, regalos y coches del año

  seguros
calcular precios seguros
aseguradoras coche
comparativa de seguros
ranking seguros
informes seguros automovil
la letra pequeña del seguro
calidad polizas de seguros
noticias seguros
Márquetin 26-04-2002
  Juan Manuel Pichardo

— Pues sí amigo mío, el márquetin es una disciplina abstrusa e intrincada. Iniciarse en ella requiere dos o tres másteres, haber trabajado al menos en una empresa que tenga el nombre en inglés, y hablar con soltura y destreza un lenguaje que no puede entender cualquiera.

— ¿Y usted lo entiende señor Pichardo?

— No, no; yo ni idea. Bueno, yo voy atisbando los secretos del márquetin gracias a que leo cosas en las carpetas de prensa de los coches.

— ¿Y de qué cosas se ha enterado, por ejemplo?

— Bueno, es muy importante tener una idea de a qué se dedican los que van a comprar el coche. Los que se van a comprarse un Renault Vel Satis, por ejemplo, están «dispuestos a transgredir los códigos sin por ello sacrificar en absoluto los valores fundamentales».

— Ah.

— Y Lancia sabe a lo que se dedica la clase alta que se va a comprar un Phedra: «Lejos de los reflectores y el bullicio, la clase alta quiere disfrutar de un bienestar más sofisticado y culto, donde el "entendido" se convierte en la nueva figura de referencia».

— Mira tú.

— Por lo que yo he visto, casi todos los que se compran un coche son jóvenes, con estudios universitarios, solteros, nivel económico medio alto o alto y hacen actividades al aire libre en su tiempo de ocio, rafting, snowbording...

— ... petanca

— No no, petanca no. Tienen que ser cosas que acaben en «ing»

— Ah ya, como el parapuenting

— Sí, cosas de esas. Por eso las marcas se preocupan mucho de saber las cosas que les gustan a los que se compran coche. Por ejemplo, cuando Lancia hizo el Thesis, sabía que les gusta: «la filosofía de un recuperado "arte de vivir", de una satisfacción más personal e intimista, de una búsqueda del bienestar con uno mismo, que hoy caracteriza la manera de sentir de la nueva clase dirigente».

— Oiga y eso de la satisfacción personal con uno mismo ¿lo hace la clase dirigente dentro del coche?

— Sí, pero en un sentido elevado del término. La espiritualidad y los valores morales son muy importantes para vender un coche. Por ejemplo: «Ford espera que el Fusion atraiga a clientes con preocupaciones sociales, que valoren la confianza, la honestidad y la responsabilidad personal».

— Menos mal que soy de una peña del aleti, que si no lo mismo no me venden un Fusion de esos.

— Usted, que es una persona juiciosa, quizá se sienta más atraído por un Peugeot 307 SW porque sus: «características innovadoras son capaces de atraer a los aficionados a un coche diseñado inteligentemente y en condiciones de proponer nuevas sensaciones emocionales».

— ¡Atiza! Y lo de las nuevas sensaciones emocionales ¿es legal?

— Es una forma de expresarlo amigo mío. Las palabras adquieren una dimensión supracontextual para trascender a un plano metalinguístico ¿ve como me voy enterando?

— El que no se entera soy yo.

— Pues eso, que las palabras son muy importantes. Por ejemplo ¿por qué cree usted que un Fiat Ulysse se llama Ulysse?

— pues...

— ¡Exacto! porque: «El mismo nombre ya recuerda las características y los valores de un vehículo destinado a ofrecer una dimensión nueva de "vivir el automóvil", entendida como placer de viajar en su significado más amplio y fascinante, como deseo de descubrir nuevos horizontes».

— ¡Que cosas lee usted señor Pichardo!

— Uy, si yo le contara. Venga, pida usted dos cañas más, que no tenemos que conducir.

— ¡Niñoooo! Procede a expender dos unidades troncocónicas, con un objetivo refrescante y socializador a la vez que, por mor de producir una cierta estupefacción, refuercen el rol grupal de estos dos individuos que están al final de la barra.

— Marchando dos concreciones de la germinación de la cebada con aromatismos de lúpulo ¿Quieren ustedes algo de pieza que cierra por la parte superior cajas o recipientes?

Todos los textos en naranja son reproducciones literales de documentación de prensa. Dedicado a mi querido compañero Arturo de Andrés, que ha escrito lo mejor que he leído sobre este asunto.

Arriba
 
Redacción (34) 91 724 05 70 - Publicidad (34) 91 005 21 04 - © copyright 1999-2015 Ruedas de Prensa S.L. - Contacto - Condiciones legales - Mapa web - Seguros
USO DE COOKIES. Utilizamos cookies propias y de terceros para facilitar la navegación por nuestra web, así como para mejorar nuestros servicios y mostrarte la publicidad relacionada con tus preferencias mediante el análisis de los hábitos de navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies