El Touareg V10 TDI sorprende en carretera si no se espera que un coche con las dimensiones del Touareg y 2,5 toneladas de peso se pueda mover con tanta agilidad. La suspensión neumática CDC que lleva de serie contribuye sin duda a conseguir semejante nivel de estabilidad y confort, además de incrementar sus aptitudes todo terreno. Dicha suspensión con gestión electrónica es regulable en altura y flexibilidad, ofreciendo tres opciones de reglaje mediante el mando situado en la consola central: «Sport», «Automático» y «Confort». En cualquiera de ellas, la estabilidad y nivel de seguridad del coche es excelente.
Con la selección Auto, la suspensión se adapta automáticamente al tipo de carretera y al estilo de conducción realizado para encontrar el mejor equilibrio entre estabilidad y confort. Su funcionamiento es ejemplar y parece la opción más recomendable en líneas generales.
En el reglaje Sport, la suspensión rebaja automáticamente su altura 25 mm y la amortiguación se endurece de forma apreciable, llegando a resultar realmente dura e incluso hasta algo incómoda en algunas ocasiones en las que se aprecian perfectamente las irregularidades del terreno. Disminuye el balanceo y cabeceo de la carrocería y la transferencia de pesos se contiene de forma eficaz, las reacciones son más directas y con tacto más «deportivo», respondiendo a las órdenes del conductor con mucha precisión. Al límite es ligeramente subvirador, aunque admite la posibilidad de aprovechar un cierto sobreviraje.
Con la posición Confort seleccionada también se aprecia claramente cómo se suaviza el reglaje de la suspensión y el coche se hace realmente cómodo. Se aprecia más el balanceo de la carrocería y la transferencia de pesos en curvas enlazadas a buen ritmo, aunque sigue transmitiendo mucha confianza al conductor. Sin embargo, en carretera de montaña he podido comprobar que se puede llegar a ir casi tan rápido con la suspensión Confort que con la selección Sport.
La diferencia más apreciable es que, en la posición Confort, la conducción al límite se hace más exigente al apreciarse algo más el movimiento en la carrocería (balanceo y cabeceo) y el sobreviraje llega también con más facilidad. En la selección Sport el aplomo es superior y transmite una mayor seguridad al conductor.
En el supuesto de llegar hasta el límite de sobreviraje, el control de estabilidad trabaja con una extraordinaria eficacia. El control de estabilidad me ha parecido muy bien puesto a punto en el Touareg V10 TDI y admite una conducción de estilo plenamente deportivo, si es eso lo que se quiere hacer, sin la sensación de que nos va frenando el sistema. En cualquier circunstancia, este todo terreno tiene unas reacciones muy progresivas y avisa al conductor de lo que va a hacer.
Aquellos que disfruten de una conducción de estilo deportivo abstenerse de montar los neumáticos Bridgestone Turanza ER30 que llevaba nuestra unidad de pruebas, cuyos flancos acabaron muy desgastados tras realizar una conducción exigente, a pesar de que los había hinchado a una presión superior a la recomendada por el fabricante. Además, es un neumático claramente para asfalto y su agarre en todo terreno es muy limitado.
La dirección tiene 2,9 vueltas de volante entre topes y ofrece un buen radio de giro que aporta una maniobrabilidad más que destacable en un coche tan grande como el Touareg. Aunque el tacto general parece agradable, su desmultiplicación inicial me ha parecido algo lenta, para progresivamente ser más rápida y directa conforme se va girando más el volante. Además, nuestra unidad de pruebas tenía una ligera holgura que restaba precisión a la hora de mantener el coche en línea recta.
El Touareg V10 TDI es capaz de detenerse en pocos metros gracias al correcto funcionamiento del ABS y a un generoso equipo de cuatro discos ventilados con pinzas monobloque de seis y cuatro pistones respectivamente en el eje delantero y trasero. Al tacto, le faltaba algo de mordiente en nuestra unidad de pruebas, aunque al pisar con decisión el pedal permitía dosificar bien la frenada. En cualquier caso, se nota claramente la enorme inercia que tienen que parar, si bien en conducción a fondo aguantaron correctamente el esfuerzo a pesar del apreciable sobrecalentamiento del equipo de frenos.