El «Stop and start» (S&S) es un señor invento. Obvio, evidente. Pero había que hacerlo. Sé que a muchos conductores no les gusta el automatismo de parada y arranque en las detenciones, semáforos y atascos principalmente. Un conductor me contaba que una vez tuvo un problema con el «S&S» en una señal de «stop». Quiso arrancar rápido, pero no consiguió hacer la maniobra con rapidez y se quedó parado en un lugar poco seguro. El motor se le paró cuando quería arrancar, por hacerlo demasiado rápido. Quería arrancar en el mismo momento en el que el motor se estaba parando. Con el «S&S» es imprescindible estar pendiente y si la parada va a ser muy corta y queremos arrancar con rapidez, no soltar el pie del embrague para no tener problemas.

Otros muchos conductores me cuentan que el «S&S» no les gusta y que lo llevan siempre desconectado porque les molesta que el motor arranque en cada semáforo, dicen que no les da confianza y que además el arranque es lento. Otros opinan que tanta parada y arranque va a generar un desgaste excesivo del motor de arranque y que finalmente gastarán más dinero en la reparación que el ahorro de combustible que consiguen en cada detención.

A mi el «S&S» me parece un invento esencial. Un coche al ralentí gasta poco, pero no tan poco como para que sea despreciable. Según los ordenadores que llevan los coches, con el coche parado, el motor gasta sólo por girar entre medio y un litro cada hora. En situaciones de tráfico muy denso, pongamos de 10 kilómetros por hora, si la mitad del tiempo el coche está parado, completamente detenido, el consumo en esa circunstancia especial podría aumentar en entre un cuarto y medio litro cada diez kilómetros sin el «S&S», lo que podría suponer hasta cinco litros cada cien kilómetros.

En mis próximas mediciones de consumo urbano cronometraré el tiempo en el que el coche está detenido y me permitirá saber cuánto se puede ahorrar. Pero ayer, por ejemplo, con una Mercedes Citan con «S&S» conseguí un consumo por dentro de Madrid, a un promedio de 25 kilómetros por hora, de sólo 5,4 litros cada cien kilómetros (conduciendo en modo ahorrador).

Además de por el ahorro de combustible, me gusta que el motor se pare en los semáforos por la reducción de ruido que supone. Algunos motores Diesel todavía suenan mucho al ralentí. Cuando se para tu coche en los semáforos oyes mucho más el motor de todos los demás coches. ¿Qué oiríamos el día que todos se parasen?

Muchas veces me pregunto cuáles eran los ruidos de las ciudades hace 120 años. ¿Se oirían los pájaros? ¿Los voceadores de prensa? ¿Los cascos de los caballos? ¿Habría muchos coches de caballos? ¿Sería todo un ruido de mercado?

Ahora es impensable una ciudad sin coches. También es impensable una ciudad sin ruido de motores de explosión, porque los eléctricos son demasiado caros. Y el silencio al ralentí es casi despreciable. O no.

Yo he parado los motores con la llave de contacto en los semáforos casi toda mi vida. Cuando llegaba a un semáforo, quitaba el contacto. Porque me gusta ahorrar, porque me gusta no contaminar y porque me gusta el silencio.  Ahora te lo hace el coche. Acostumbrarse al «S&S» quizá requiera un esfuerzo para algunos conductores, pero yo les recomiendo que lo hagan, que intenten conocer bien su funcionamiento (que difiere ligeramente de unos coches a otros) y que decidan después de conocerlo bien y de utilizarlo durante periodos prolongados. A mí, ahora, me molesta cuando el motor no se para en los semáforos.

Yo apuesto por que los fabricantes tienen bien calculado el trabajo adicional que exigen a los órganos mecánicos y que por tanto el motor de arranque en los coches con «S&S» no se avería más que en el resto de coches. Sin embargo, es cierto que una garantía específica sobre este sistema sería un buen estímulo para que su utilización despertara menos recelos.