Sólo subirme al Porsche Panamera GTS me he dado cuenta de que si lo hubiera conocido, es el coche que yo hubiera querido que mi padre tuviera cuando yo era pequeño. El sonido del motor me ha traído ese recuerdo de algo que nunca pensé. Me he imaginado con once años, llegando al colegio en el Panamera GTS, con ese sonido del motor, todos los niños de la clase mirando y he sabido que tenía que haber sido el coche de mi padre.

Un amigo mío (amigo varios años después), de la clase de los de un año mayor, Jeroni Ustrell, (no era compañero, de clase, no era amigo porque era mayor, no era vecino ¿cómo le llamo lo que era entonces para mí? Tampoco era niño, porque niño es visto desde ahora. Era mayor y simpático…) Lo que decía, el padre de Jeroni Ustrell tenía un Citroën SM, motor Maserati. No recuerdo cómo sonaba. Creo que no lo vi nunca. Sabía que lo tenía. Me lo dijo mi padre una vez. Era mi ídolo.

Hoy me he imaginado llegando al colegio, yendo a la fiesta de mi cumpleaños con mis compañeros de clase, ocho o nueve dentro del Porsche Panamera GTS, sin cinturón como íbamos entonces, con ese sonido del motor y mi padre conduciendo mientras todos nosotros gritábamos en los badenes, como gritábamos entonces, cuando mi padre pasaba rápido por los cambios de rasante, para que sintiéramos el vacío en el estómago.