Esta versión del Calígula de Albert Camus adaptada por Joaquín Vida está en Madrid (Teatro Fernán Gómez) hasta el 28 de septiembre. Hoy me entero de que lleva muchos meses en de representación en diferentes teatros de España. Espero que quienes no vivan en Madrid hayan tenido la oportunidad de verla o tengan oportunidad de verla en el futuro.

La vi ayer sábado, 14 de septiembre de 2014. Disfruté mucho en el teatro. El texto de Camus es soberbio y la interpretación de Javier Collado Goyanes inhumana.

No me atrevo a recomendarles que vayan a ver una obra como esta. El riesgo lo tienen que asumir ustedes. A falta de pocos minutos para terminar la representación, no muy lejos de mi asiento, un hombre roncaba sonoramente justo en uno de los momentos de mayor enjundia sobre el escenario.

A esta persona, lo que a mí me parecía hermoso y terrible, no le generaba el más mínimo interés. No voy a recomendar a nadie que vaya. Solo digo que a mí me cautivó y que los aplausos fueron potentes y prolongados.

Además del texto y la actuación de Calígula, José Hervás resulta convincente en Quereas y Fernando Conde tiene altibajos en Helicón, pero también funciona.

El otro papel mayor en la obra, el de Cesonia, lo interpreta Alejandra Torray. Es una interpretación desafortunada, en la que la actriz está siempre presente por detrás del personaje, o incluso por delante. Uno, al verla, es consciente siempre de que se trata de una actriz que interpreta un papel. En algún momento me pregunté si sería intencionado por algún motivo, pero si lo era no conseguí entender para qué. Si van y la ven, me encantaría que me dijeran qué les parece su actuación.

Con todo, a pesar de la continua presencia de Cesonia en escena, la fuerza de Calígula barre las dudas del resto de actores.

No les conozco a ustedes lo suficiente como para recomendarles que vayan al teatro a ver este Calígula.  Escribo aquí sobre él porque habrá quien agradezca enterarse de la posibilidad de ir.  Es posible que, incluso si no les gusta, agradezcan haber ido. A mí me pasa de vez en cuando. Me ocurre cuando los creadores asumen riesgos. Aunque se equivoquen.