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Todos tenemos claro, o deberíamos tenerlo, qué sucede si tienes un golpe con el coche: si es culpa tuya, pagas tú, directa —si no tienes seguro a todo riesgo— o indirectamente —si sí tienes seguro a todo riesgo—. Pero con la llegada de los coches autónomos, ¿quién paga?

Para empezar hay que definir o aclarar qué es un coche autónomo. La definición podría ser que es aquel capaz de guiarse por sí mismo, sin intervención humana y, si fuera necesario, por vías que no han sido diseñadas a tal efecto, hasta un destino previamente establecido.

Pero como con la guapura o la fealdad, en esto de la autonomía hay distintos grados. Vamos, como también ocurre con las comunidades autónomas. En este artículo hablamos de ello (de la autonomía, no de las autonomías), pero aquí lo resumo en que son cinco (más un sexto nivel sin nada de autonomía) según la clasificación establecida por la Sociedad de Ingenieros de la Automoción (SAE).

No, Tesla no tiene el nivel 3 de conducción autónoma

En España, a día de hoy, tenemos coches con un nivel 2. Un coche de nivel 2 es cualquiera con control lateral y longitudinal automático: un sistema de mantenimiento en el carril que funciona simultáneamente con el programador activo de velocidad o una función de aparcamiento automático en la que pedales, volante y cambio no tienen que ser accionados por el conductor. Eso no significa que pueda destender la conducción: debe vigilar en todo momento lo que ocurre y reaccionar ante cualquier imprevisto inmediatamente,

En Europa hay un único país en el que se comercializa algún automóvil con nivel 3. Se comercializa porque se vende un coche que tiene la tecnología y la autorización para ser usada. El país es Alemania y los coches son dos Mercedes-Benz: el EQS y el Clase S, equipados con la opción Drive Pilot (sobre los 6000 euros); más información. Un nivel 3 permite que el conductor vaya medianamente distraído (leyendo, por ejemplo) pero debe reaccionar y retomar el control cuando el coche se lo solicite. La retoma del control cuenta con un margen de unos segundos y no es inmediata.

Estos son los sensores que Mercedes utiliza en sus coches con Drive Pilot. A destacar el Lidar y la antena GPS HD



Fuera de Europa, en EE.UU. Mercedes tiene la homologación para su sistema Drive Pilot en California y Nevada. En Asia, Honda fue la primera en comercializar un coche con nivel 3, un Legend para el mercado japonés (ya no lo hace, sólo fueron 100 unidades). Y no, Tesla no tiene coches a la venta ni en Europa ni en EE.UU. ni en ningún lado con nivel 3.

El que la hace, la paga

La respuesta a la pregunta de quién paga es, creo, la más obvia: el responsable del coche en ese momento.

En los coches con hasta nivel 2, el conductor SIEMPRE es responsable. Los sistemas bajo esta catalogación no están diseñados para que el conductor se desentienda. Por eso, gruñen (pitan) cuando detectan que no se sujeta el volante durante unos segundos.

Pero en el caso de los Mercedes-Benz con Drive Pilot o los BYD con el sistema God’s Eye de aparcamiento automático de nivel 4, la situación cambia: si el coche está funcionado bajo la dirección del sistema electrónico en una fase en la que el conductor no tiene la obligación de estar pendiente de la situación, el responsable es el fabricante. En cambio, si el accidente ha sido por omisión del conductor —el cual debe recobrar el mando en un periodo de tiempo determinado desde que el coche le avisa—, la culpa no es del fabricante sino del conductor.

Con el nivel 3, el conductor puede desentenderse, con limitaciones, de manejar el coche

La legislación alemana establece que la aseguradora paga a los terceros implicados y después, puede reclamar al fabricante si el accidente se debió a un fallo técnico. Para demostrarlo (o lo contrario), el fabricante debe facilitar a la aseguradora (o a quien corresponda) los datos registrados por la «caja negra» o EDR (Event Data Recorder). BYD dice que, al menos en China, en caso de percance, en vez de dar parte a la aseguradora se puede reclamar directamente a la marca para evitar futuros incrementos en la prima del seguro.

La propuesta de BYD parece más atractiva, pero hay que tener en cuenta que su conducción autónoma se circunscribe a una maniobra de aparcamiento, no a la circulación del coche por un vía a mayor velocidad (en el caso de Mercedes, el sistema guía el coche por unos trece mil kilómetros de autopistas si hay tráfico congestionado y se circula a menos de 90 km/h).

¿Qué pasará en el futuro con los seguros?

Está por ver que sucederá cuando los sistemas de conducción autónoma se popularicen, dentro de unos cuantos años. Quizás las compañías de seguros deban reducir las primas de unos bienes supuestamente más seguros. Porque no lo serán en situaciones muy concretas como las que he comentado anteriormente, sino que deberían serlo en un abanico más amplio de escenarios. ¿O crees que eso no sucederá nunca?