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Señores y señoras,

 

Si pasa lo que me temo (y las estadísticas son ciertas), El lobo de Wall Street habrá sido un taquillazo descomunal. Yo sé que en los cines de Barcelona y Madrid se puso el cartel de “no hay entradas” en la mayoría de las salas. Lo mismo (me dicen) pasó en Valencia y Galicia y en unos cuantos sitios más a lo largo y ancho de la geografía española. Hacía mucho (mucho) tiempo que esto no pasaba y eso es consecuencia de una promoción magnífica de Universal, su distribuidora, y de lo mucho que nos gustan en España los corruptos y los estafadores.

 

No lean esto como una crítica a la piel de toro (Dios y nuestra señora me libren) sino como una conclusión razonable. Ya dije en el anterior post que la película de Scorsese es magnífica y que a un servidor le parece lo mejor del realizador desde Infiltrados… bueno, si no lo dije, lo digo ahora. Por otro lado, el efecto Lazarillo de Tormes hace que todos en esto país sintamos algo de complicidad con aquellos que hacen pirulillas, con los ventajistas, con los listillos. Luego nos joden la pasta y nos roban todo lo que pueden, pero la idea del ladronzuelo de toda la vida que le pone un toque de picaresca al asunto siempre nos ha hecho mucha gracia.

 

Escribo esto en domingo y como soy muy vago (el gran procrastinador) lo colgaré mañana. En las horas que transcurrirán tendré ya la confirmación de los números de la película y las añadiré a modo de postdata para que se vea que tengo razón. Si en cambio no tengo razón, me haré el loco y no pondré ninguna postdata porque cuando me equivoco no lo admito o le echo la culpa a otro. Yo soy así.

 

Dicho esto, que me parecía interesante, vamos a adelantarnos a los acontecimientos y hablaremos de lo que se estrena este viernes (me encanta hablar en mayestático, como si todo esto no lo hiciera yo solito y ustedes no se limitaran a leerlo y a decirme algo de cuando en cuando. Es bonito reforzar este sentimiento colectivo aunque no exista en absoluto).

 

Hablaremos en primer lugar de Mindscape.

 

Mala.

 

En segundo lugar hablaremos de Al encuentro de Mr Banks.

 

Mala, mala.

 

En tercer lugar hablaremos de Hércules: el origen de la leyenda.

 

(JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA)

 

Mala. Con avaricia. De hecho, es tan mala que podría ser una de esas películas que uno ve con los amigotes para echarse unas risotadas.

 

En cuarto lugar Nynphomaniac Vol.2

 

(No sé qué opinar. Me da igual. Me parece como la primera, igual de descompensada y delirante, con grandes momentos por medio. Allá ustedes.)

 

En quinto lugar: Oldboy.

 

Aquí vamos a hacer una pausa.

 

Seguro que muchos de ustedes recuerdan el clásico (porque eso es lo que es) de Park Chan-Woo llamado Oldboy. Un tipo es encerrado durante tropecientos años sin que sepamos por qué. Cuando le sueltan, la cosa adquiere dimensiones de leyenda.

 

Bueno, pues ahora ese señor chulesco que ha firmado algunas obras maestras (La última noche, Haz lo que debas, Plan oculto, Fiebre salvaje) y un montón de mierdas (no me hagan pensar en ellas) creyó –en su osadía– que podía hacer un remake de la película y que le saldría bien.

 

Entrevistaba no hace mucho con Josh Brolin y me comentaba off the record que no quería ver la película, ni saber nada del proyecto. Ya me temí entonces que la cosa iba a ser terrible, pero ni siquiera con mi imaginación llegué a pensar que sería tan jodidamente horrorosa.

 

Desangelada, pretenciosa, absurda, delirante… [añada aquí el adjetivo que le parezca más oportuno.]

 

Es un despropósito de tal tamaño que cuesta entender por qué alguien le dio luz verde a tal memez. Espero que lo hayan despedido después de hacerle cosquillas en los pies con un soplete industrial.

 

No me voy a molestar en descuartizarla: si tienes ganas de cabrearse vayan a verla.

 

Abrazos/as,

T.G.