Amigos y amigas,

Qué tal?

Lo sé, me he marcado una larga ausencia y no merezco su atención, pero aun así la reclamo. Yo soy así, la vida me ha hecho rebelde.

He estado haciendo mil cosas distintas para ganar lo mismo que ganaba a finales de los 90 haciendo tres. No sé si eso puede llamarse progreso o estupidez, pero aquí me tienen.

Hoy voy a aprovechar para hacer un repaso rápido a todas las porquerías que he visto estos días. Porque solo he visto porquerías.

Bueno, también he visto The good fight. Una obra maestra que comentaré al final. Así tienen que leer el resto antes. Se siente.

Empezaremos por la menos mala de todas: La viuda negra.

Es cierto que esta película está en la rama baja de Marvel. Ahí-ahí con el segundo Thor, Doctor Extraño, Ant-man, la secuela de Iron man y aquella cosa de Los vengadores y Ultron. Lo bueno de Marvel (lo mejor) es que cualquier producto suyo, por flojo que sea, es bastante mejor que cualquier otra mierda de cualquiera de los otros.

Long story short: es una peli de aventuras, con un buen dueto de actrices al frente (Florence Pugh se lo come todo), alguna trama ridícula, Ray Winstone pasado de vueltas y buenas escenas de acción. Es entretenida, sin más.

La siguiente ya es material duro: A todo tren.

No le niego a Santiago Segura una inteligencia privilegiada. Seguramente, el tipo que mejor conoce al espectador de cine en España, así que nunca da puntada sin hilo. Por supuesto, la película es un completo despropósito. Chistes de los 80, actores de medio pelo (lo del tal Leo Harlem es inexplicable) y guión risible y no en el buen sentido. Pero, ahí la tienen: número uno.

Y luego está esa película de 200 millones que se ha sacado Amazon de la manga (no sé muy bien la historia, pero me temo que alguien se la vendió porque entendió que en cines iba a hacer tres pesetas). Para una empresa como Amazon es un win-win: si es mala, pues oye, la publicidad la tienes hecha igual; si te sale bien hasta puedes decir que tienes una plataforma a la que le encanta el cine y demás.

Hablo de La guerra del mañana.

Ese engendro de ciencia-ficción cuya narrativa tiene más agujeros que un rayador de queso. Veo ahí al pobre Chris Pratt tratando de darle algo de empaque al asunto y casi me dan ganas de darle un abrazo, maldita sea. Unos tíos que vienen del futuro a pedir ayuda y no-sé-qué. Pero qué cojones me estás contando, tío.

No he visto soplapollez igual desde la tercera entrega de Matrix.

En fin, yo ya se lo he advertido.

Por lo menos, eso sí, siempre nos quedará The good wife.

La mejor ficción que hay ahora mismo en antena. Sin rival. Una serie de abogados divertida, punzante, perversa, salvaje y -sin darse aires de nada- tremendamente compleja. Se me ocurren pocas series tan brillantes y que necesiten tan poco para llegar tan lejos. Además, el hecho de ir tan pegada a la realidad, la hace aún mejor. Si no la han visto, no sé a qué esperan.

Ah, y no hace falta haber visto The good wife para entenderla.

Y hasta aquí. Prometo no tardar tanto en postear de nuevo. Promised.

Cuídense, vacúnense y no hagan mucho el burro.

Abrazos,

T.G.