El motor tiene toda la fuerza necesaria para que sea fácil conducir incluso con el coche cargado, porque siempre responde muy bien al acelerador. Es de esos coches en los que se siente una gran reserva de aceleración en cualquier marcha y a cualquier velocidad.
Esto me parece interesante para las personas que buscan deliberadamente esa cualidad, y también para quienes no lo buscan , pero se encuentran con que —con esta versión del Córdoba— es fácil posible incorporarse a una vía rápida sin apurar las marchas o pisar mucho el pedal.
En nuestras mediciones se puede ver que está al mismo nivel de prestaciones que otros coches más potentes. Como ocurre en otros casos, la unidad de pruebas que hemos medido tiene unas prestaciones muy superiores a lo que cabría esperar por su potencia.
La unidad que hemos probado (Signa) tenía los neumáticos grandes (195/55 15); con estos neumáticos el desarrollo en quinta es 49,3 km/h cada 1.000 rpm. Nuestra unidad podía pasar con cierta facilidad del régimen de potencia máxima en quinta, cosa que teóricamente es imposible en este coche.
El consumo en uso variado, por carretera y ciudad, ha sido 7,2 l/100 km. Quienes hagan más recorridos por ciudad notarán que es algo más, y quienes practiquen una conducción suave por carretera verán que es fácil bajar de ese valor.
En el recorrido por carretera de sentido único con rampas frecuentes ha gastado 7,5 l/100 km a una media real de 149 km/h. El consumo máximo difícilmente pasaría de 10 l/100 km.
No es de los motores más suaves y silenciosos. Se puede mantener un ritmo de viaje rápido sin que suene mucho, porque los desarrollos son más bien largos; a 140 km/h reales el motor gira a poco más de 2.800 rpm. Ahora bien, en aceleración fuerte y en frío, suena un poco más que los mejores Diesel de este tipo, con un sonido grave y poco metálico.
Se le nota más aspereza que vibración en los puntos de contacto entre el cuerpo y el coche, principalmente en el volante y en el pomo del cambio.