Desde un helicóptero, uno va creando el mundo a medida que avanza. Entra la sensación de ser Dios. No creo que Dios sienta de forma muy diferente a como me siento yo al volar en helicóptero. Supongo que él será capaz de cerrar la boca. Cada cresta de montaña se hace mágica, cada arista, cada cruce. El relieve adquiere otra dimensión visto desde poca altura y la sensación de gobierno del mundo te invade.

Con ese subidón de omnipotencia, me veía desde el aire con el coche del mundial de rallies por el tramo de asfalto que había debajo. No pensaba en ganar o perder, que eso lo dejo para los mortales. Me bastaba soñarme disfrutando por esa carretera, ni rápido ni despacio, con un coche rojo, para que quedara mejor en la foto desde el aire. Para verme mejor.

Provincia de Tarragona. Vista aérea..

En este primer vuelo, iba sentado en el asiento posterior. Un dios omnipotente no tiene por qué ser único. El copiloto también parece imbuido de un espíritu especial. Parece bendecir la tierra desde las alturas.

Piloto de helicóptero

Ni Dios está autorizado a ver la carrera desde el helicóptero. No queda más remedio que pisar el suelo. Ya somos humanos y ésta nuestra arma celestial. La dejo atrás con pena.

Helicóptero posado. Tarragona. 2009.

Lo de ser humano tiene sus inconvenientes. Lo de menos es tener que andar. Ni siquiera dejar de ver cómo creas el mundo. Lo más grave es que hay que hacer las cosas bien. Sólo hay una oportunidad. Comer o no comer la manzana. Acertar o no con la foto. Loeb viene el primero. Y viene rápido. La lugareña que tengo al lado, lo sabe bien. Dos curvas curvas antes de que llegue a la nuestra, cuando todavía no hemos visto ni su sombra, lo tiene claro. «¡Ay, ay, ay, ay, ay!» Los ruidos del motor, frenos, neumáticos y gravilla sobre la chapa la tienen asustada. Seguro que Loëb se estampa. Su susto no puede ser infundado.

Loëb aparece. Clic.

Sebastien Loëb. Rally de España.

Loëb pasa seguro y con eficacia. El susto era infundado, pero no irrepetible.

«¡Ay, ay, ay, ay, ay!» Quedan dos curvas. Me preparo. Dani Sordo. Clic.

Dani Sordo. Tramo 14. Rally de España.

Me ha engañado. A mí, a un dios desconocido. El pacto era trazar la curva más pegado a la montaña, como Loëb. La rama era un adorno para la foto y se ha quedado en medio.

«¡Ay, ay, ay, ay, ay!» Hirvonen.

Mikko Hirvonen. Rally de España.

Esta no me ha quedado mal. No es una foto buena para un fotógrafo profesional. Es una curva sosa, en la que los coches van despacio, pero yo me atrevería a publicarla. Las anteriores seguramente no. Las siguientes tampoco. No aprendo. Bajarse del helicóptero es muy difícil.

«¡Ay, ay, ay, ay, ay!» Petter Solberg.

Petter Solberg. Rally de España. Tramo 14.

Fuera de foco y coche cortado. Demasiado riesgo, encuadre demasiado cerrado. Para medios en papel (revistas) tiene sentido arriesgar para publicar el coche grande a doble página. Pero conviene saber.

«¡Ay, ay, ay, ay, ay!» . Siguiente. Sebastien Ogier, del Citroën Junior Team.

Sebastien Ogier. Rally de España.

Bueno, el foco no está clavado pero es aceptable. Un poco oscura, no se ve bien el detalle de la rueda por la cuneta. Cinco primeras fotos y alguna publicable. Prefiero el helicóptero. Es mucho más fácil de acertar. No hay que hacer ninguna foto concreta. Aquí en la tierra cada oportunidad es un problema. Mejor volvemos al cielo y vamos a otro tramo. Cuando me alejo, oigo a la mujer: «¡Ay, ay, ay, ay, ay!». no hay nada de qué preocuparse. ya no tengo que hacer más fotos en esta curva.

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(Citroën ha invitado a un grupo de periodistas a seguir el Rally de España con su equipo. A mí también me han invitado. He seguido, junto a mucho colegas, la última etapa (el pasado domingo) en helicóptero. El despliegue organizado por Citroën ha sido grandioso. Había por lo menos 6 ó 7 helicópteros trayendo y llevando periodistas de un tramo a otro, para facilitarnos el seguimiento del rally.

La experiencia me ha recordado a la que viví en el Rally de Turquía hace cuatro años, en el regreso de Carlos Sainz al Campeonato del Mundo de Rallies, para sustituir a Duval. En aquella ocasión fue una vivencia más cercana al equipo, al volar en el mismo helicóptero que Guy Fréquelin, director general de Citroën Sport. Aquella experiencia fue inolvidable. Este fin de semana he podido refrescarla.)