Hace pocos meses tenía muy claro que la Regularidad Sport era una disciplina arriesgada, en contra de lo que parece en principio. Coches de más de 20 años corriendo por tramos sin ninguna medida de seguridad que no fuera un casco y un extintor de 2kg. En cierto modo lo sigo pensando, pero he visto el aliciente de esta disciplina.
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El domingo pasado hice de copiloto de mi amigo Alberto Sáinz, ambos novatos en esta disciplina, a bordo de un Fiat Uno Turbo, en el rallysprint Cuencas Mineras, del campeonato de Aragón de Regularidad. Es una prueba que nos encanta, organizada por Passion Racing como si de una prueba del nacional se tratara, profesional cien por cien. Consta de dos tramos que recorrimos en tres ocasiones cada uno, con su enlace correspondiente, algo único en Aragón. Nos parece de lejos la mejor prueba del año y eso que nosotros organizamos dos.
La semana anterior a la prueba íbamos a preparar todo el equipo necesario, pero Alberto se fue de vacaciones, así que me puse a investigar un poco como funciona la Regularidad Sport. Consiste en mantener una media de velocidad en el tramo, la cual puede ser fija o como en este caso, cambiar según la parte del tramo en la que estás. En esta imagen del roadbook se puede ver en la columna de la izquierda el punto kilométrico del tramo en el que cambia y a la derecha la velocidad media que hay que mantener.
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45, 50, 55 km/h pueden parecer poco, pero según con que coche, lo revirada que sea la carretera y el estado del firme, la cosa se complica.
Como no preparamos nada en el coche ni bajamos a entrenar, íbamos un poco a ciegas. Decidí prepararme una tabla en la que supiera el segundo al que tenía que pasar cada cien metros de tramo. De esta manera, sabiendo con el cronómetro el tiempo que llevábamos y con el cuentakilómetros el punto en el que estábamos, podía saber si íbamos con adelanto o retraso.
De partida casi estábamos, pero por todos es sabido que el cuentakilómetros del coche puede fallar, así que decidí descargarme una aplicación móvil que mediante el GPS, calculaba los metros recorridos. Generalmente la gente no profesional lleva un cuentakilómetros de bici, o dos, que se instala de la misma manera que en la bici, es sencillo. Pero nosotros nos fiamos de la aplicación.
Al lío entonces. Madrugamos poco, el rallysprint era por la tarde y a unos 150km. de casa, pecata minuta. Nos montamos en nuestro coche de competición con el maletero lleno de barras de pan, una nevera, bien de bebida, embutido, ropa por si hace frío, extintor extra, etc. Parecía que íbamos a verlo más que a correrlo. Al llegar charramos con todo el mundo, esto es una gran familia. Pasamos las verificaciones administrativas y las técnicas sin problemas (alguno tuvo problemas con la ITV y la benemérita, lo siento mucho ;( ), briefing y listos para empezar.
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Nos dirigimos al primer tramo. Los dos lo habíamos corrido, aunque en el sentido contrario y con un coche de rallys, así que nos sonaba pero poco. Todo eran dudas, no sabíamos si había que correr mucho o poco, ni como haríamos para decir si había que ir más rápido, más lento, etc. y cuadrarlo todo. Nos ponemos en la linea de salida y nos dan nuestro minuto. Cuenta atrás y salimos como alma que lleva el diablo, partimos de 0 así que habrá que correr más de la cuenta para ponernos en la media lo antes posible. Yo iba con mi roadbook, mi pirámide, el cronómetro y el móvil para los metros. Vamos bien, aunque hay que correr en este tramo que es muy revirado y no llevamos notas. El Fiat se comporta y menos mal que le cambió Alberto las ruedas fabricadas en el año 1992 (verídico) por unas Toyo que Pablo nos prestó, que si no estamos aún por algún barranco.
Parece que vamos bien, segundo arriba o abajo. Le voy diciendo los metros y el tiempo y se da cuenta que su marcador no indica los mismo kilómetros que el mío, normal, el suyo falla. Seguimos para adelante, ahora un poco más lentos que la zona es un poco más recta y ZAS! me doy cuenta que mi móvil va perdiendo la señal del GPS. ¿Entonces?, ¿cuáles son los kilómetros buenos? Decidimos que son los del coche, al menos su margen de error será menor. Vamos casi 30 segundos más rápido que la media, «para Alberto, para el coche». Vamos a 10km/h y parece que mejora, pero no, me he equivocado, es al revés, «Alberto corre todo lo que quieras que vamos 35 segundos tarde».
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Me encantan las mátemáticas y el cálculo mental, siempre intento saber en la caja del supermercado cuanto suman los productos que llevo, contar el dinero para darlo justo o saber el cambio que me van a dar y voy y la lío parda. A menos de un kilómetro poco podemos recuperar, en meta llegamos 29 segundos tarde, una barbaridad.
Que le vamos a hacer, nos resignamos a ser los últimos, hemos aprendido la lección. Por suerte comprobamos que el coche marca bien, nos podremos fiar. Apagamos el móvil.
En la segunda pasada al tramo nos concentramos y salimos bien desde el principio. Todo va a la perfección, penalizamos 1 solo segundo, parece que sabemos hacerlo.
En la tercera pasada vamos igual y a 300 metros de la meta se para el coche, de repente, se ha apagado. Vamos en punto muerto, es bajada, pero el coche no hace mención. A peso, gracias Ley de la Gravedad, cruzamos la meta. Empujo el coche hasta el stop y nos dicen que penalizamos 13 segundos. Lo saco de la zona y comenzamos a buscar que le ha podido pasar, malditas máquinas italianas de los 90. Todo el mundo se para a echarnos una mano, Eduardo, Omar y Moisés, unos amigos suyos, Fernando ys us herramientas, etc. pero nadie encuentra nada. Alberto ha desmontado medio coche. Nada, hasta que al sacar la batería descubren que al irse moviendo a partido el cable del positivo. Cinta americana y adelante, está solucionado.
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Vamos al segundo tramo, más largo, pero con zonas muy rápidas en las que vamos casi parados para hacer la media. Penalizamos 13 en la primera. Hacemos la segunda, pero no sabemos la penalización. Para la tercera, a 1 punto de quedar terceros en la prueba decido hacer una estrategia. Si en 10km. he sumado 13 puntos, como aquí si que hay un error de unos 300 metros entre la distancia del tramo y los kilómetros que marca el coche, sumo un segundo cada kilómetro y en vez de fallar 13 seguramente fallemos 4/5, lo que nos dará el podio. Dicho y hecho. Modifico la pirámide y nos lanzamos al tramo. Es de noche, la cosa se ha complicado. El Fiat no se distingue por alumbrar muy bien la carretera y encima llevamos linternas pegadas a nuestros cascos, Alberto para ver el cuentakilómetros y yo para ver el cuaderno. Hay más luz dentro que fuera, es muy difícil conducir. Llegamos a la meta, tenemos dudas.
Finalmente nos dan la hoja de tiempos. En el 4º tramo habíamos fallado 13, pero en el 5º que no sabíamos, solo 4, así que mi táctica de sumar segundos no ha servido para nada, hemos penalizado más de 10, perdemos el podio. La estrategia no siempre sale bien sin datos, que se lo digan a los de la F1.
Ha sido un largo pero muy divertido día, con risas con los equipos «rivales», muy buen ambiente y estrés a cada pasada. Aplaudimos a nuestros amigos que suben al podio y cenamos allí, los de Passion Racing piensan en todo, muchas gracias por organizar una prueba como ésta.
Volvemos a casa, no hemos madrugado pero son más de las 2 de la mañana, estamos cansados y mi novia no está en casa, como aprovecha la tía para tomarse un Gin, 😉
Repetiremos la experiencia, no sabemos si este año o el que viene.
P.D.: El ganador hizo algo así como 51 puntos de penalización, lo cual es una locura. Quiero decir que tenemos la suerte de poder correr un campeonato en el que estamos muchos amateurs, apasionados de los coches que disfrutan de un día de sol con sus monturas. Para que os hagáis una idea, el año pasado vi equipos hacer tan solo 1 o 2 puntos en todo un rallysprint. Quiero animaros a participar, el coche es de serie y cualquier Golf II, AX, 205, Fiat Uno o similar sirve perfectamente.