El pasado mes de septiembre Bridgestone nos invitó a participar en una jornada BMW Driving Experience. Los primeros párrafos de esta entrada están dedicados a Bridgestone y, el resto, a describir las actividades que hicimos durante la jornada de conducción, acompañado de algunos vídeos.
Bridgestone es una compañía especializada en la fabricación de neumáticos, pero cuya actividad industrial abarca también otros sectores, como por ejemplo las pelotas de golf, la fabricación de mangueras y cintas transportadoras o la construcción de maquinaria de precisión para la creación de células fotovoltaicas.
La compañía la fundó el japonés Shojiro Ishibashi en 1931. La traducción literal del apellido Ishibashi es «piedra puente», en inglés «stone bridge». Shojiro Ishibashi invirtió el orden de las palabras de la traducción inglesa y las unió porque el resultado, «bridgestone», le sonaba mejor.
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En España hay tres plantas de Bridgestone dedicadas a los neumáticos. Están en Bilbao, Burgos y Puente San Miguel (Cantabria). La de Bilbao está especializada en neumáticos para camiones y autobuses. La de Burgos fue la primera fábrica de neumáticos Birdgestone en Europa. Se abrió en 1990 y está especializada en turismos y camionetas. Por último, la de Puente San Miguel fabrica neumáticos para camionetas, todoterrenos, camiones ligeros y vehículos agrícolas. En total, estas plantas dan trabajo a más de 3000 personas.
Los cursos de conducción BMW Driving Experience se organizan en varias partes del mundo y habitualmente están abiertos a cualquier persona que los pague (no hace falta tener un BMW). Los hay de muchos tipos: en circuito, en circuito y sólo con modelos M, pruebas con todoterrenos, solo con MINI, cursos para aprender a controlar el derrape, etc. El que nosotros hicimos tuvo lugar en un antiguo aeródromo de Maisach (al noroeste de Múnich) e incluía las pruebas y los vehículos que a continuación os relato en orden cronológico.
1. BMW 225d Coupé (motor Diesel de 218 CV). Con él estuve rodando en el circuito, guiado por un instructor que iba en otro coche igual y siempre en primera posición. El asfalto estaba húmedo y había charcos, pero el instructor marcó un ritmo alto, así que fue un placer disfrutar de la sensación de llevar el coche a los límites de adherencia de los neumáticos, unos Bridgestone Potenza S001 en medida 225/45 R17. No sé si llevaba la suspensión de serie o alguna de las que hay disponibles en opción. La sensación que me dejó este 225d Coupé fue la de un coche de respuesta rápida y precisa a las órdenes del volante, estable en los cambios rápidos de apoyo y suave en la transición hacia el sobreviraje (aunque éste nunca llegó a ser grande porque el control de estabilidad lo impedía).
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2. BMW M235i Coupé (motor de gasolina de 326 CV). Misma carrocería que antes, pero con un motor de gasolina mucho más potente, un escape del que emanaba un sonido grave y elevado y una suspensión más dura. Los neumáticos en esta ocasión también eran unos Bridgestone Potenza S001, pero en medida 225/40 R18 delante y 245/35 R18 detrás. Con este modelo hice una prueba de slalon cronometrada. Se partía de un punto, se hacía el slalon en un sentido, media vuelta, slalon en sentido contrario y frenada a fondo en un espacio delimitado por conos. Tirar un cono penalizaba con 5 segundos, no importaba en qué parte del recorrido fuera. No me acuerdo de los tiempos, pero sé que no fui primero, ni segundo, ni tercero (cuando estás fuera del podio ya da igual el puesto).
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3. BMW X5 xDrive40d (motor Diesel de 313 CV). Los neumáticos eran unos Bridgestone Dueler H/P en medida 255/50 R19. Esta prueba se componía de tres ejercicios. El primero consistía en subir y bajar por unas rampas metálicas de tal forma que al pasar sobre ellas una de las ruedas quedara patinara o quedara en el aire y así poder observar el funcionamiento del sistema xDrive enviando par a las ruedas con tracción. En el segundo ejercicio se subía una rampa en cuyo lado izquierdo había una serie de rodillos que hacía que las ruedas de ese lado no tuvieran tracción y, por tanto, no pudieran ayudar a subirla. El tercer ejercicio se trataba de mantener el coche en equilibrio sobre un balancín. En el siguiente vídeo podéis ver algunas escenas de estos tres ejercicios.

4. BMW 430d Coupé (motor Diesel de 258 CV). Los neumáticos que llevaban las unidades que probamos eran Bridgestone Potenza S001 en medida 225/45 R18 y de tipo Runflat, es decir, unos neumáticos que tienen capacidad para rodar sin presión durante unos 200 kilómetros a una velocidad máxima de 80 km/h. Algunas unidades tenían las ruedas hinchadas a las presiones correctas y a otras se les había quitado 1 bar en la rueda delantera izquierda. El objetivo era tratar de percibir las diferencias en las reacciones del coche ante una maniobra de esquiva bajo fuerte frenada desde 60 km/h y sobre asfalto mojado.

Las unidades con los neumáticos en buenas condiciones respondían con un poco más de inmediatez y precisión al volante, se dejaban guiar mejor, pero la sensación de control en ambos casos era buena y el ejercicio de esquiva se superaba en ambos casos con facilidad.
5. BMW M4 (motor de gasolina de 431 CV). Llegaba el momento que todos estábamos esperando, conducir el M4 en circuito, con total libertad para sentir la aceleración que da su motor de seis cilindros turbo y para poner a prueba los Bridgestone Potenza RE050 que llevaba (255/35 R19 delante y 285/35 R19 detrás). Compartíamos la pista con los 225d Coupé de los que hablé en el punto 1, pero ellos comenzaban en la contrarrecta del circuito, así que lo único que podía suceder es que pasadas unas vueltas los adelantásemos… ¡Al final nos pasaron ellos a nosotros! Ya os lo dije, el instructor de los 225d Coupé iba rápido. Eso, unido a que el guía de los M4 parecía no tener ganas de fiesta, terminó en una horrible humillación cuando éste nos comunicó por radio que nos apartásemos a la derecha para dejar pasar los Serie 2.
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6. BMW 330d (motor Diesel de 258 CV). Para mí el mejor momento del día junto con la primera actividad. Los organizadores del curso habían delimitado una circunferencia con conos y habían mojado el asfalto. Había que hacer que el coche sobrevirase y mantenerlo en ese estado el máximo tiempo posible dosificando el gas y el contravolante. Así que, 20 km/h, cambio en posición manual, primera marcha insertada, control de estabilidad desconectado, gas a fondo, contravolante a destiempo y… trompo. «Hay que hacer el contravolante más rápido», me dijo el instructor por la radio. Le hice caso y cómo cambió la cosa. ¡Qué gozo! Se me pasó el tiempo súper rápido, quería más, más, más.

Brazuka