Amigos y amigas,

¿Cómo va la vida? En realidad, siempre les pregunto lo mismo, aunque no me respondan. Parecemos un matrimonio.

Yo acabo de leer que han encontrado el cuerpo de una de las niñas de Tenerife y la verdad es que uno se queda sin palabras. No tengo hijos y no puedo saber exactamente qué debe sentir alguien a quien le arrebatan algo de su propia sangre, pero imagino que debe ser casi imposible lidiar con ello.

Solo espero que el responsable esté vivo, sea capturado y que su estancia en la cárcel sea peor que el mismísimo infierno. No sería suficiente, pero sí un comienzo.

Bueno, aunque en días como hoy tampoco tenga más sentido, vengo a hablarles de cine. El mismo cine que me ha acompañado en días lúgubres y que me ha salvado la vida un par de veces.

Prometí venir aquí a predicar de las bondades de la tercera entrega de El expediente Warren. Sí, no es tan estupenda como las dos anteriores, pero aun así, se pasa un estupendo mal rato: hay sectas, demonios, poseídos y un buen número de sustos. Seguramente, el problema sea que las otras dos estaban trufadas de atmósfera y dirigidas con buen tiento.

Esta es más pedestre, pero sirve enteramente a su propósito.

Resumamos el argumento para aquellos que deseen conocerlo (el resto puede saltarse el párrafo): un tipo se carga a otro y cuando la policía lo detiene, el asesino dice que cuando ha matado al otro desgraciado, ha sido por voluntad del demonio, que lo había poseído. Es una buena excusa, porque puestos a buscar otro culpable, Satanás es un gran sospechoso.

Todo el mundo sabe que al diablo le va mucho lo de hacer cosas malas: es un buen principio para la defensa.

La cuestión es que el chaval manda llamar a los Warren, a los que conoce de un exorcismo (no es spoiler, se lo juro) y éstos deciden que pueden intentar ayudar al chaval. O algo así. Y a ello se ponen, investigando un poco a unos chavales que adoran a Belcebú, una casa sospechosa y a unas cuantas personas que parecen tener motivos dudosos para estar por allí dando vueltas.

Aquí no se trata tanto de mantener ese aire espeso de peli de terror: se trata de buscar el efectismo. No es que sea amateur (los sustos están bien ejecutados; algunos dan un miedo atroz), pero no tiene la sofisticación de las anteriores. Se nota que James Wan, responsable de la franquicia, se ha quedado un poquito al margen. El pulso de cine de terror potente que tenían las anteriores, aquí queda un poquito de lado.

En resumen: buen cine de terror, buena factura, un bien en entretenimiento, con puntas de notable. Podría ser mejor? Sí, pero no vamos a pedirle peras al olmo.

Ah, ya hablaré largo y tendido de ello la semana que viene, pero Loki es cojonuda. Después de la turra de Wanda y del tonito discursivo de Falcon, ya nos hacía falta un poco de caña, de faltonismo y de despiporre. Pero es que, además, luce un guion estupendísimo.

Como estrenan los capítulos de uno en uno, podemos comentar el tema la semana que viene con mucha calma. O igual el fin de semana.

Sean felices, pásenlo bien, vacúnense.

Abrazos/as,

T.G.