Mazda CX-3 (2018) | Impresiones del interior

27/10/2020 |Carlos Fernández (@CarlosFP_77)

La postura que se tiene al volante de un CX-3 es más parecida a la de un turismo que a la de un todoterreno. Frente a sus alternativas, es uno de los modelos en los que la banqueta queda más baja y las piernas van menos flexionadas. En un Fiat 500X o un Suzuki Vitara, por ejemplo, se va sentado más elevado, mientras que un SEAT Arona es más parecido al Mazda en este respecto. Creo que es sencillo que personas de estaturas dispares encuentren una postura confortable para conducir porque las regulaciones del asiento y el volante son generosas. Los asientos me han gustado porque son cómodos y sujetan bien el cuerpo, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Los de nuestra unidad de pruebas iban recubiertos de un cuero blanco muy vistoso.

Las plazas traseras (imagen) son más bien angostas y poco recomendables para que en ellas viajen personas altas. El SEAT Arona, el Renault Captur, el Volkswagen T-Roc o el Fiat 500X son preferibles en este sentido, como se puede apreciar en esta tabla comparativa de mediciones del interior. Para una persona de mi estatura (mido poco más de 1,80 metros de altura) ya es incómodo viajar detrás de otra de estatura similar porque el hueco para las piernas es pequeño y la cabeza queda muy cerca de tocar con el techo si se lleva el cuello estirado. La anchura entre puertas también es reducida, insuficiente para que tres adultos de talla media viajen confortables, aunque esto es algo que también sucede en mayor o menor medida en los coches similares. Además, las ventanillas traseras son pequeñas, algo que no ayuda a mejorar la sensación de amplitud. Otro problema que tienen las plazas traseras es que el acceso no es cómodo; cuando se abren las puertas, el hueco que queda para entrar es estrecho y tiene poca altura.

El maletero tiene 350 litros de capacidad. Si el tamaño del maletero es una prioridad en la compra, hay alternativas más adecuadas, como el Honda HR-V (477 litros), el Citroën C3 Aircross (410 litros) o el SEAT Arona (400 litros). También hay otras alternativas con un maletero más pequeño, como el Peugeot 2008 (338 litros). El Fiat 500X, el Jeep Renegade y el DS 3 Crossback tienen un maletero de idéntica capacidad al Mazda CX-3 (listado de todoterrenos de menos de 4,35 metros de longitud ordenados por el volumen de su maletero).

En el piso del maletero hay una bandeja que se puede colocar a dos alturas, salvo en los CX-3 con nivel de equipamiento Zenith, que tienen un equipo de sonido con un altavoz de graves (imagen) que sacrifica el doble fondo (de unos 8 centímetros de altura) e impide colocarla en la posición más baja, aunque sigue siendo extraíble. No hay espacio para una rueda de repuesto; en su lugar hay un kit de reparación de pinchazos.

Los respaldos de los asientos traseros son abatibles en proporción 60:40 y quedan enrasados, aunque no totalmente planos, con respecto al piso del maletero cuando la bandeja está en su posición superior (imagen). Un buen detalle (que no está presente en un Fiat 500X, por ejemplo) es que, para impidir que los cinturones de seguridad queden atrapados cuando se vuelven a colocar los respaldos en su posición normal, hay unas piezas de plástico que los mantienen en su sitio (imagen).

Al menos con el nivel de equipamiento más costoso, Zenith, que es el que tenía la unidad que hemos probado, el habitáculo del CX-3 transmite una buena sensación de calidad. Los plásticos (en su mayoría duros o con poco mullido) parecen bien ensamblados y hay varias molduras (fabricadas con un tejido textil con efecto cosido; de plástico en los niveles de equipamiento inferiores) que son agradables a la vista y al tacto. De los CX-3 2015 dijimos que la parte baja de la consola se movía considerablemente a poco que esta se empujara con la pierna, por ejemplo, si bien esto no parecía producir crujidos durante la conducción. En el CX-3 no hemos observado ese fallo de ajuste en la consola central (cuya parte baja ha sido rediseñada).

El freno de estacionamiento eléctrico ocupa menos espacio que el tradicional de palanca y Mazda ha aprovechado este hecho para incrementar el tamaño de los huecos portaobjetos en la parte de la consola que queda por detrás de los botones de manejo del sistema multimedia. En estos huecos (imagen) caben con holgura teléfonos móviles y otros objetos de tamaño similar. El nuevo reposabrazos delantero se puede abatir, pero no situarlo en una posición intermedia de inclinación, ni tampoco deslizarlo hacia delante, por lo que a las personas que se sienten cerca del volante les será difícil utilizarlo ya que les quedará muy retrasado.

El habitáculo está bien provisto de huecos para dejar objetos. Además de los ya mencionados, en las puertas delanteras hay espacio para botellas de un litro y medio (imagen), mientras en las traseras el hueco es más apropiado para una botella de medio litro (imagen). En la fila trasera hay un reposabrazos central en el que se pueden alojar dos botellas de bebida más (imagen). La presentación de la guantera (imagen) no está cuidada: no es espcialmente grande (aunque sí caben el manual de usuario, un chaleco de alta visibilidad y algún objeto pequeño más), no está iluminada, no tiene una salida de aire y no hay un mecanismo que ralentice su apertura, por lo que cae libre.

El sistema multimedia se maneja mediante una pantalla de 7,0 pulgadas de diámetro que tiene funcionalidad táctil solo cuando el vehículo está parado. Se ve bien, sin brillos, incluso cuando la luz incide directamente sobre ella. Los controles físicos se encuentran en la parte baja de la consola central (imagen); a mí me gusta este sistema de manejo porque es fácil hacerse rápidamente con la función de cada botón y así poder presionarlos sin desviar la atención de la carretera. Los menús del sistema no tienen una estructura demasiado intuitiva, pero las funciones están presentadas con claridad y en general, creo que la utilzación no plantea grandes problemas.