losmonosdeConfucio

 

 

Hola amigos y amigas (y conocidos y conocidas). Efectivamente he vuelto, y ya van tres veces este mes. No sé qué me está pasando, he entrado en una espiral de destrucción literaria y siento la necesidad de escribir constantemente, ahora sólo falta que algo de lo que diga tenga sentido y ya podré ser un bloguero de los de verdad. Nunca se lo he confesado, pero desde pequeño (cuando no existía Internet) quise ser un bloguero y explicar al mundo mis cosas, esas tan importantes, para que todos supieran cuando me corto las uñas y cuando me ducho y lo enamorado que estoy de mi ex aunque ésta me haya dejado para irse con los hare Krisna.

 

Pero bueno, no soñemos en voz alta, aún me falta mucho para ser un bloguero de verdad y que me inviten a escribir de gratis para el Huffington Post (naturalmente eso me proporcionará muchísima visibilidad, como a los otros 1.500 blogueros que también escriben de gratis para el Huffington Post: todos seremos ricos y famosos) y la cajera del Mercadona me reconocerá y dejará por un momento de mascar chicle para hablar conmigo.

 

En fin… suspiro.

 

Podría decirles que he visto El hombre de acero. No estoy diciendo que la haya visto ya que eso podría causarme problemas con la multinacional que me ha dicho que no diga que la he visto (en caso de que la hubiera visto, cosa que ni afirmo, ni desmiento) y yo no quiero problemas, aunque estos sean hipotéticos, ya que en realidad estamos formulando una hipótesis. Por cierto, seguro que me perdonarán ustedes por este uso tan peregrino del plural mayestático, pero es que me gusta sentirme acompañado cuando me pongo hipotético: espero que lo comprendan.

 

A lo que iba, supongamos que –efectivamente– he visto El hombre de acero. Supongamos también que me ha impresionado. Supongamos que creo que este es el gran espectáculo del verano: una película tan tremenda que vale la pena pagar los nueve euros de rigor. Joder, vamos a suponer que creo que el general Zod de Michael Shannon es el villano más brutal que ha parido el cine de superhéroes desde el Joker de Heath Ledger (aquí no estoy especulando: el Joker de Ledger era sensacional). Todo lo antes dicho es puramente hipotético (¿lo había dicho ya?).

 

Ahora lancémonos (hoy estoy que me salgo) a una reflexión: ¿por qué existe en las multinacionales esta obsesión enfermiza por lo que ellos llaman “embargos”?

 

Básicamente, un embargo es un papel que firmas en virtud del cual te comprometes a no revelar nada sobre la película o entrevista que vayas a realizar. Podría (si hubiera bebido mucho whisky DYC) entender lo primero. Podría entenderlo si creyera que la opinión de cualquier periodista sobre una película en particular pudiera tener algún tipo de efecto en la mente del respetable. No lo creo, de hecho me atrevo a negarlo: la mayoría del público que atiende una proyección de este tipo (lo que en Estados Unidos llaman un Blockbuster) no lee críticas, ni entrevistas, ni periódicos. A lo sumo verá la tele y tratará de bajarse la película lo antes posible. Ojo, no estoy juzgando, estoy diciendo lo que es obvio: el gran público español, como el estadounidense, sólo responde a determinados tipos de marketing directo. Punto.

 

Entonces, ¿para qué tanto misterio? Es bastante probable que dentro de 24 horas El hombre de acero esté ya disponible para robar, digo, bajar. Así que, ¿qué cojones importa si me ha gustado o no o si la he visto? Parece ridículo en España, pero les voy a hacer una composición de lugar: imaginen en Estados Unidos un embargo de este tipo. Allí se hacen pases de prueba (docenas) de cualquier película que amenace con ser un taquillazo. Naturalmente les piden a los espectadores que no divulguen nada. Naturalmente, también, en cuanto los citados espectadores salen del pase de la película “X” se ponen a tuitear y a bloguear y a facebookear (?) como locos sobre lo que acaban de ver. Algunos lo hacen con un nombre inventado, otros con su propio nombre y otros alternan ambas cosas.

¿De verdad alguien cree que el impacto de esas críticas es menor que la que pueda escribir un profesional?

 

Pero, créanme ustedes y ustedas: es imposible razonar con una multinacional. Atrévanse a romper un embargo, aunque sea para decir que la película de turno les parece una obra maestra, y verán la ira de Alá, Dios, Buda, Krisna, Ron Hubbard y Zeus caer sobre ustedes. Su nombre será eliminado y no podrá usted volver a trabajar con esa multinacional nunca más. No es una broma.

 

¿El hombre de acero? Si la hubiera visto les diría que es la película del verano y que se lo van a pasar de muerte. Como no puedo decirles si la he visto o no, les voy a pedir que confíen en su intuición.

 

(Kevin Costner se sale… me han dicho)

 

Abrazos/as,

 

T.G.