Opel Astra (2022) - Prueba | Impresiones de conducción

27/12/2022 |Enrique Calle

Hemos conducido dos versiones del Astra en profundidad: la que tiene motor de gasolina de 131 caballos, que es de la que hablamos aquí, y la híbrida enchufable de 179 CV, de la que hablamos en este apartado específico. El Astra es un coche correcto y agradable de conducir. Lo primero que llama la atención es que la dirección es particularmente blanda, incluso algo fofa, en parado o a baja velocidad. Una dirección así ayuda en las maniobras urbanas. A medida que el coche gana velocidad, se vuelve claramente más firme y mejora la percepción del conductor.

Cumple bien en todo tipo de vías. Para viajar por carreteras amplias no es tan bueno como el Ford Focus. Tampoco tiene la agilidad y suavidad de rodadura de un Peugeot 308, aunque muchos conductores se sentirán más cómodos con la dirección del Opel que con la del Peugeot (que es muy rápida, tiene un tacto algo artificial y por ello algunos conductores necesitan un periodo de adaptación). Tampoco se parece al Citroën C4, que es muy blando de suspensión y muy cómodo (posiblemente es el mejor turismo de esta categoría para viajar a ritmo tranquilo).

El Opel Astra se parece más bien a un KIA Ceed o al Volkswagen Golf, vehículos que dan buen resultado sin sobresalir en alguna característica concreta. Un punto mejorable es que el ruido de rodadura que llega al interior no es especialmente bajo o, por lo menos, tan bajo como en muchas de sus alternativas.

En las maniobras en circuito el Astra ha sido mejor de lo que esperábamos y, también, mejor que la media. En la esquiva, el Astra ha tenido reacciones particularmente seguras, gran fidelidad a las órdenes que el conductor hacía con el volante y poca intervención (en apariencia) de las ayudas electrónicas a la estabilidad. El deslizamiento de las ruedas fue muy limitado y las ayudas electrónicas a la estabilidad intervinieron muy poco (al menos en apariencia). En definitiva, el desempeño del Opel Astra en esas pruebas nos gustó mucho en todos y cada uno de los intentos.

El motor de gasolina de 131 caballos cumple bien. Es un motor de tres cilindros y, como otros muchos que hay en el mercado, tiene un funcionamiento característico: vibra un poco al ralentí y, cuando se acelera a baja velocidad, a veces la potencia tarda un poco en llegar. Si se necesita salir desde parado con agilidad, hay que hacer patinar el embrague un poco más de la cuenta.

Una vez que el coche está lanzado, el panorama cambia pues apenas se nota que el motor vibra, responde con más rapidez al acelerador y tiene un funcionamiento correcto y más redondo. Es un motor da lo mejor de sí una vez que supera las 1700 rpm y hasta unas 6000 rpm. El corte de inyección llega a ese régimen y de forma algo abrupta, con lo que conviene anticiparse para no quedarse sin respuesta en pleno adelantamiento.

Según nuestras mediciones, el Astra de 131 CV ha necesitado 6,7 segundos para pasar de 80 a 120 kilómetros por hora, que es un tiempo correcto para la potencia. Un Renault Captur TCe 130 CV EDC y un Kia XCeed 1.4 T-GDi Emotion 140 CV DCT (2020) emplearon 6,6 segundos. El SEAT Leon 5p 1.5 TSI 130 CV fue ligeramente más lento (7,1 segundos).

El consumo de carburante es moderado e incluso bajo. En nuestro recorrido de referencia por autovía gastó 5,7 l/100 km, que es lo mismo que consumió un Volkswagen Golf 1.0 eTSI (110 CV) DSG 7 vel. (2020). Un SEAT Leon 5p 1.5 TSI 130 CV (2020) gastó más: 6,0 l/100 km.

Como el consumo de este Astra es bajo (al menos en carretera; en ciudad gasta más), es posible que la opción Diesel no tenga mucho sentido, sobre todo si se mantiene la actual diferencia del precio del carburante (el gasóleo es entre 15 y 20 céntimos por litros más caro).

El cambio manual es correcto. La palanca que lo acciona tiene recorridos muy largos; no tiene el tacto, ni de lejos, del Mazda 3 (por citar posiblemente el mejor), pero cumple su función y las marchas entran a la primera.

La caja automática de ocho relaciones cuesta unos 1700 euros adicionales. Esta trabaja con la suavidad suficiente como para olvidarse de que está ahí y es una tarea menos de la que el conductor debe preocuparse. Tiene un modo manual (y levas tras el volante) que resulta un tanto ilusorio pues hay muchas situaciones en la que no respeta nuestra elección. Por ejemplo, sube automáticamente a la siguiente marcha si llegamos al corte.

Además de la versión de gasolina de 131 CV, hemos conducido brevemente la otra gasolina de 110 caballos y la Diesel de 131 CV. Lo hemos hecho durante la presentación internacional y la nacional, no han sido pruebas a fondo

El motor de 110 nos ha gustado menos que el de 130. La diferencia está, no tanto en la potencia de potencia, sino también porque del de 130 funcionaba con mayor suavidad. Es curioso, porque ambos motores son el mismo de tres cilindros y 1199 cm³ (ficha comparativa).