La unidad que he conducido de la gran berlina eléctrica de Volkswagen, denominada ID.7, todavía no es una unidad producida en serie. Por tanto, se trata de un coche sin terminar. Prueba de ello es que esta unidad ni siquiera estaba equipada con airbags y los asientos posteriores no eran definitivos y por tanto estaban cubiertos con una funda.
Pero Volkswagen nos ha ofrecido la oportunidad de conducir este coche y al aceptar tenemos la oportunidad de contar las primeras impresiones de conducción. Sólo he podido conducirlo durante 28 kilómetros, por curvas, en carreteras con fuertes pendientes de la provincia de Alicante. Ni un kilómetro de autovía. En este recorrido, con fuertes pendientes y en el que en varias ocasiones he pisado el acelerador a tope para ver la respuesta, el consumo medido por el coche ha sido de 19,1 kWh/100 km, que dado su peso y la forma que he conducido me parece bajo, aunque no tengo referencias de otros coches en este recorrido por lo que no soy capaz de extraer una conclusión extrapolable de este dato.
Como es habitual en los coches eléctricos, la respuesta a las solicitudes del acelerador es prácticamente instantánea, lo que facilita muchísimo las operaciones para el conductor. La respuesta inmediata sólo se aprecia en todo su valor cuando uno regresa desde conducir un eléctrico a un coche con motor de combustión. La lentitud de respuesta y en ocasiones la necesidad de reducir marchas puede resultar exasperante.
Lo que no es común en los coches eléctricos es conseguir un equilibrio satisfactorio entre la dureza de la suspensión y la comodidad de marcha. Como se trata normalmente de coches pesados debido al elevado peso de las baterías, las suspensiones de los coches eléctricos tienden a ser muy duras, característica que va en detrimento de la comodidad de los ocupantes. No es el caso del ID.7. A mi juicio, una de sus principales cualidades es el buen equilibrio entre comodidad y reacciones en curvas, al menos en carreteras con asfalto en buen estado. Entiendo que en carreteras con piso deteriorado todavía mejorará más con relación a otros eléctricos de suspensión dura, pero no he podido probarlo.
El ID.7 no es un coche ágil en curva lenta. Su larga distancia entre ejes impide que gire en radios cortos con facilidad. Dicho esto, en curvas medias y rápidas su respuesta es muy satisfactoria y en curvas lentas es necesario aminorar la velocidad. De todos los elementos que influyen en la conducción, el único que me ha dejado frío es el tacto del pedal de freno. Me ocurre habitualmente en los coches eléctricos. El ID.7 no ha sido una excepción.
Como es habitual en Volkswagen desde hace muchos años, el sistema permite opcionalmente regular diversos elementos que influyen en la conducción y en sus consecuencias. Se puede elegir entre tres categorías principales: «Eco», «Comfort» y «Sport». En función de la selección que haga el conductor, el sistema modifica desde la climatización, hasta la dirección, el tacto del pedal del acelerador, la potencia del motor, el ajuste de los amortiguadores, el sistema de control de velocidad de crucero adaptativo, el asistente de iluminación automática y el sonido virtual del motor en el exterior del coche.