Renault Kangoo Combi (2021) - Prueba | Impresiones de conducción

03/02/2023 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

Esta generación del Renault Kangoo tiene más material aislante que la anterior y unas ventanillas un 11 % más gruesas. A pesar de esas mejoras, el confort acústico está por debajo de lo corriente en un SUV de tamaño comparable. Hay más ruido de motor y aerodinámico, en especial a partir de unos 100 km/h. Este es un punto débil del Kangoo como propuesta alternativa a un SUV. Su altura (1,84 m) y anchura (1,92 m) hace que tenga una superficie frontal muy grande y eso no solo repercute en un peor confort acústico, sino también, como veremos más adelante, en un mayor consumo de carburante.

El Kangoo Combi es confortable de suspensión, aunque se nota que el eje delantero (MacPherson) absorbe mejor los baches que el trasero (eje torsional con un brazo longitudinal para cada rueda), que tiene una respuesta un tanto seca ante algunas grietas y bandas reductoras de velocidad. Esto se da cuando se circula sin carga. Cuando se viaja acompañado o con el maletero lleno, la respuesta es más dulce. Al Volkswagen Caddy, que en general se siente un poco más firme, le sucede lo mismo (el Caddy lleva detrás un eje rígido, una solución que sobre el papel es menos refinada que el eje torsional del Kangoo). 

La dirección y el embrague se accionan con poco esfuerzo, cosa que se agradece en el manejo urbano. Pero la conducción en estas circunstancias es mejorable, principalmente por dos motivos. Primero, por lo que ya he comentado en las impresiones del interior: la mala visibilidad hacia los tres cuartos delanteros debido al grosor del pilar delantero. Hacia atrás tampoco es buena si pedimos el portón de doble hoja, aunque es cierto que la cámara trasera y los sensores resuelven ese inconveniente. Y, segundo, por una anchura de carrocería (1,92 metros) que puede crearnos problemas cuando haya que maniobrar en zonas con poco espacio.

En carretera de montaña tiene una agilidad normal, la suficiente para ir rápido si se desea y no hacerte desistir en las primeras curvas por exceso de balanceo, tacto impreciso o sensación de pesadez en los cambios de dirección. Nada mal para un coche con una suspensión tirando a blanda y una masa en orden de marcha de 1650 kilgramos. No obstante, rinde mejor en carretera y autopista, donde se siente estable, aplomado y seguro. 

En frenadas a fondo desde alta velocidad, el eje trasero se descarga mucho de peso y se puede llegar a percibir una ligera inestabilidad. No he tenido problemas más allá de esa percepción de perder momentáneamente la sensación de seguridad que el coche transmite en el resto de circunstancias. En todo caso, la distancia de frenado es correcta: 120 a 0 km/h en 54,5 metros. No hemos podido realizar el eslalon y la maniobra de esquiva. 

El motor Diesel de 95 CV solo lo recomiendo para gente que se tome la conducción con mucha tranquilidad y que circule por ciudad o zonas poco exigentes. En autopista se queda corto si hay pendientes medias-fuertes (con un 6 % ascendente es necesario meter quinta, e incluso cuarta, para mantener 120 km/h; y esto es viajando sin carga) y necesita mucho espacio para hacer adelantamientos. Hemos medido una aceleración de 80 a 120 km/h en 13,3 segundos, que es más de lo que necesita, por ejemplo, un Hyundai Bayon de 84 CV (12,0 s) o un Renault Clio de 86 CV (10,4 s). Ni el Bayon ni el Clio son coches comparables al Kangoo, pero sirven para ponerlo en contexto. En definitiva, el Kangoo Combi con el motor Diesel de 95 CV es un coche lento.

Por ese motivo, y dado que el Kangoo está pensado y preparado para transportar a una familia con su equipaje, veo muy recomendable pagar los 843 euros de más que cuesta la versión con el motor Diesel de 116 CV (ficha comparativa).

La palanca del cambio manual cumple con su función de elemento selector de marchas. Los recorridos son suaves y largos, con una precisión adecuada para no errar en la inserción. Es un cambio que no entusiasma, pero que se maneja con poco esfuerzo. Además, está muy cerca del volante, algo que se agradece. Renault pide 1735 euros por la caja de cambios EDC. Bajo mi punto de vista, es un gasto que solo realizaría si condujera mucho en ciudad.

En el recorrido de autopista que utilizamos como referencia para comparar consumos, el Kangoo dCi 95 CV gastó 6,8 l/100 km. Es un resultado mediocre para ser un vehículo Diesel de tan poca potencia, con unos neumáticos de baja resistencia a la rodadura (Continental EcoContact 6) y en una medida contenida (205/55 R17). La gran superficie frontal que expone es un lastre que perjudica a su aerodinámica. Logramos un mejor resultado con un Volkswagen Caddy 2.0 TDI 122 CV (6,2 l/100 km) y también con SUV notablemente más potentes y rápidos, como un Citroën C5 Aircross BlueHDi 180 CV (6,7 l/100 km), un SEAT Ateca 2.0 TDI 190 CV (6,6 l/100 km) y un Ford Kuga EcoBlue 150 CV (5,9 l/100 km).

En ciudad (despejada, sin atascos) y carreteras de segundo orden, donde la resistencia aerodinámica todavía permanece en un segundo plano, el consumo está en torno a los 5,5 l/100 km.

Las vibraciones del motor llegan bien filtradas al interior. No se perciben nada en la apalanca de cambios y muy ligeramente en el volante y el asiento. Su ruido, en cambio, sí es claramente perceptible. No tanto como para llegar a ser molesto, pero se le oye y es un sonido a Diesel, con su claqueteo típico.

En lo relativo a sistemas de ayuda a la conducción, el Kangoo tiene algunos que se agradecen, como el avisador de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores, y otros que es mejor llevar siempre desconectados, como el sistema de mantenimiento de carril. Este último sirve para muy poco, para molestar más que otra cosa, pues hace inoportunas correcciones en el volante que no evitan que el coche se salga del carril, incluso en curvas muy suaves.

Los faros de ledes alumbran correctamente. No son unos faros de esos que hacen que la noche parezca el día, pero dan una iluminación razonable para circular con tranquilidad por la noche. La función de cambio automático de luces cortas a largas hace las transiciones de golpe y, como sucede en todos los vehículos que lo hacen así, hay veces que cuando el sistema no sabe si encender o apagar las largas, parece que estás dando ráfagas.