Kia Sportage (2022) - Prueba | Impresiones de conducción

03/05/2022 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

El Sportage no es el más cómodo de sus segmento ni el más ágil en curva. Un Citroën C5 Aircross y un Mazda CX-5 son, respectivamente, superiores en esos aspectos. Es un coche rinde bien en todas las áreas y que tiene una dinámica de conducción satisfactoria. Filtra correctamente los baches y tiene reacciones «sanas» y seguras ante situaciones de riesgo. Es un buen SUV, de notable, agradable tanto en un uso diario por ciudad y periferia, como en viajes largos por autopista, solo o con familia. 

El aislamiento acústico del habitáculo es el único aspecto en el que creo que Kia podría haber trabajado más. Es mediocre, sobre todo a alta velocidad, y puede ser un punto preocupante para aquellos que sean más quisquillosos con este asunto. 

Se aparca sin mucho esfuerzo gracias a la ayuda que prestan las cámaras exteriores y los sensores de proximidad (la visibilidad a través de las ventanillas es normal). Además, su diámetro de giro es contenido: 10,9 metros entre paredes. Pero se ha de tener en cuenta que es un coche ancho y, muchas veces, el problema con las plazas de aparcamiento es más la anchura que la longitud. El Sportage mide 4515 milímetros de longitud y 1865 mm de anchura. Es 2,5 centímetros más ancho que un Citroën C5 Aircross y un Peugeot 3008 y 2,0 cm más que un Mazda CX-5. No obstante, hay alternativas todavía más anchas, como el Ford Kuga (1883 mm). 

He probado dos versiones: 1.6 T-GDI MHEV 150 CV 7DCT 4x2 (ficha técnica) y 1.6 T-GDI MHEV 180 CV 7DCT 4x4 (ficha técnica). Ambas con el nivel de equipamiento GT-Line. Ninguna destaca por sus prestaciones, que son simplemente suficientes para moverse con soltura en ciudad y viajar a buen ritmo por autopista. Es posible que mucha gente se sienta satisfecha con la aceleración de la versión de 150 CV, que no es mucho menor que la de 180 (0 a 100 km/h en 9,6 y 9,0 segundos respectivamente). Pero quien frecuente carreteras comarcales y guste de adelantar con rapidez y en poco espacio, es preferible que opte por el Sportage híbrido de 230 CV, más aún si suele viajar con carga. El Sportage híbrido es 2448 € más caro que el de 150 CV (ficha comparativa), pero 572 € más barato que el de 180 (ficha comparativa). 

La relación entre prestaciones y consumo del Sportage 1.6 T-GDI MHEV 180 CV 7DCT 4x4 no es buena en comparación con sus rivales. Como se ve en la tabla que hay debajo de estas líneas, el Kia es el segundo más lento y el que más consume, aunque también hay que tener en consideración que es el único con tracción a las cuatro ruedas (aquí la versión ampliada de esta tabla). 

Modelo
Aceleración
40-80 km/h (s)
Aceleración
80-120 km/h (s)
(l/100 km)
KIA Sportage 1.6 T-GDI MHEV 180 CV 7DCT 4x4
3,8
6,3
8,6
Peugeot 3008 PureTech 180 CV EAT8 4x2
3,6
5,5
8,0
Ford Kuga FHEV 190 CV Aut. 4x2
3,8
5,7
6,8
Mazda CX-30 e-SKYACTIV-X 186 CV Man. 4x2
4,76,47,2

El consumo de carburante es el punto más flojo de esta versión porque es alto en todas las circunstancias. Cuesta hacer que baje de 7,5 l/100 km y, en ciudad, no es extraño rondar los 10,0 l/100 km o superarlos. En el recorrido de autopista que utilizamos de referencia hizo 8,6 l/100 km (es el dato que aparece en la tabla). 

No he podido analizar concienzudamente el consumo de carburante del Sportage de 150 CV pues esta versión la conduje únicamente en la presentación que Kia organizó para la prensa. En el recorrido de autovía que hice (Madrid a Toledo y vuelta por la A-42), con poco tráfico y yendo a las velocidades máximas de la vía en cada momento, gastó 7,7 l/100 km

A falta de probar los motores Diesel, estoy convencido casi al 100 % de que estos serán la opción más apropiada para los que hagan muchos kilómetros al año. 

La caja de cambios automática de doble embrague en seco (7DCT) tiene margen de mejora. Sus dos problemas son, primero, la brusquedad con la que pone el coche en marcha cuando se parte de parado y, segundo, su lentitud de acción cuando se pisa a fondo y se le exige reducir varias marchas (por esto último, antes de iniciar un adelantamiento en el que haya poco espacio, conviene seleccionar la marcha óptima con las levas que hay tras el volante y ahorrar un tiempo que puede ser muy preciado). En el resto de circunstancias, hace bien su trabajo, con discreción, aunque no es raro que de vez en cuando dé algún pequeño tirón.

Los frenos, en cambio, sí merecen un reconocimiento por su potencia. El Sportage 1.6 T-GDI MHEV 180 CV 7DCT 4x4 con el que he hecho la prueba de frenada de 120 a 0 km/h se detuvo en 49,3 metros (neumáticos: Continental PremiumContact 6 en medida 235/50 R19). Es mucho menos de lo que necesitaron el Peugeot 3008 y el Mazda CX-30 citados más arriba (54,5 y 55,6 metros respectivamente). El Ford Kuga, no obstante, frenó incluso en menos metros: 48,7. El Ford también tenía unos Continental PremiumContact 6, aunque un poco más estrechos (225/55 R19). La resistencia al calentamiento es normal. Es un sistema de frenos que aguanta sin problema bajar un puerto a un ritmo ágil, pero no una conducción deportiva exigente. 

La maniobra de esquiva la superó a 80 km/h, una velocidad muy alta (vídeo). El control de estabilidad hace un buen trabajo actuando sobre la rueda o ruedas que lo requieran para mantener el coche bajo control y no interferir en el guiado del conductor. Se nota su «esfuerzo» pues tras la sexta o séptima pasada empezó a oler a freno.

El sistema de mantenimiento de carril hace lo que suelen hacer estos sistemas hoy en día: molestar. Puede que en un viaje largo por autovía sirva para puntualmente relajar un poco el esfuerzo sobre la dirección, pero poco más. En el resto de circunstancias se entromete en el manejo de la dirección. Es como si alguien a tu lado te estuviera haciendo pequeñas correcciones sobre el volante. Afortunadamente se puede desconectar pulsando un botón en el volante (imagen), aunque se conectará automáticamente cada vez que arranquemos el motor.

El programador de velocidad activo hace bien su tarea principal de mantener una velocidad y una distancia determinada con el vehículo de enfrente. Hasta detiene el vehículo si el coche de delante se para y reemprende la marcha automáticamente si no pasan más de 30 segundos quieto. Pero es lento de respuesta cuando en autovía nos cambiamos de carril para adelantar a un vehículo que circula más lento. Es un poco desesperante y, aunque no venga nadie por detrás, al final uno pisa el acelerador para hacer la maniobra de forma más ágil y natural.