Capítulo II. Lugo.

Nacimiento del Miño

Torre da Mosqueira desde el interior.

Pedregal de Irimia. Nacimiento del río Miño. Al fondo, el Parque Eólico Meira

Datos del Miño
Nacimiento: Pedregal de Irimia
Altitud: 700 m
Desembocadura: La Guarda
Longitud: 315 km
Cuenca: 12 486 km²
Riega: Lugo, Orense, Pontevedra
Principal afluente: Río Sil

Los ríos son la primera infraestructura al servicio del hombre para favorecer el transporte de mercancías y de personas y también para la transformación de energía. El primer elemento que se utiliza en la historia de la humanidad para aprovechar energías en beneficio del hombre es la vegetación. Gracias a las plantas convertimos la energía del sol en alimento, que al ser procesado por los animales lo transformamos en energía para sobrevivir. Antes que el ser humano, otros animales utilizaron energías para complementar la alimentación. Algunas aves aprovecharon las térmicas para subir y ganar energía potencial y algunos peces aprovecharon los cauces de los ríos para alcanzar el mar con poco esfuerzo.

El ser humano, si bien más tarde que algunos animales, también utilizamos estos dos medios para sacar más partido de la energía del sol, porque tanto el viento como los ríos han sido los métodos ancestrales que los seres humanos hemos utilizado para aprovechar el sol, además de los alimentos.

En km77, que nos interesa el aprovechamiento de la energía para el transporte y para el bienestar, nos interesan los ríos y las corrientes de agua en general, que han permitido tanto el transporte como la transformación de energía, mediante molinos, para moler el grano y facilitar el mejor aprovechamiento de otra energía, la de los alimentos, ya que el sistema digestivo humano no consigue obtener un buen rendimiento de los cereales en grano, y por tanto al molerlos beneficia el proceso de absorción de energía. 

Agua llena de energía

Los ríos han permitido obtener agua al ser humano, indispensable para la vida. Y, por lo menos desde el neolítico, le han servido para el transporte. Los ríos suponían un problema en épocas remotas y era que el transporte era unidireccional, por lo que no facilitaba el intercambio entre diferentes comunidades. ¿Cómo recibían el cobro de las mercancías quienes vivían aguas arriba? Para intercambios de este tipo se hizo imprescindible algún elemento ligero que no costara mucho de subir, para pagar el precio de los elementos pesados (siempre que flotaran) que se pudieran enviar río abajo. ¿Cómo podrían pagarse los troncos que bajaban por el río? Con algún elemento de poco volumen y peso pero que tuviera un valor equivalente. En aquellas épocas, el dinero de papel no iba a servir de mucho. ¿Qué podían hacer aguas arriba con un trozo de papel intercambiable por cualquier cosa si no era posible que cualquier cosa llegara a ese lugar? Un hacha probablemente fuera un elemento de intercambio más sensato que un billete convertible.

El agua ha sido desde el principio de la historia fuente de vida. Sin ella no hay posibilidad de aprovechar la energía del sol ni para conseguir alimentos. Pero su riqueza no se consigue únicamente porque sirve para regar y para beber. El agua cuando baja aporta energía y nos permite conducirla y aprovecharla de formas diferentes. Por este motivo, el nacimiento de un río es siempre una maravillosa noticia. No sólo por lo que significa y por la riqueza que aporta a toda la cuenca que riega. También por lo que tiene de mágico. Esa fuente de vida que nace en un punto “eternamente” y que va creciendo para alimentar todo un territorio antes de desembocar muchas veces de forma majestuosa en el mar.

En España no tenemos grandes ríos, pero los que tenemos son los nuestros. Y todos, por el motivo que sea, son entrañables. En Nuestra Tierra, le dedicaremos siempre atención a los ríos.

Galería de fotos – Nacimiento del río Miño. Pedregal de Irimia.