El Celica Toyota Sport es un coche deportivo, pero no me ha parecido un deportivo redondo. Otros, como el Renault Clio Sport 2.0 16V (169 CV), corren más y tienen una estabilidad superior. Lo que lo puede hacer preferible es su relación entre precio y prestaciones. La mayor parte de los cupés de similar potencia cuestan mucho más; sólo el Opel Astra Coupé 2.0 Turbo (190 CV) tiene un precio más bajo. Salvo el Astra, y a igualdad de precio, cualquier otro cupé es menos potente.
En condiciones normales no parece que tengamos 192 CV a nuestra disposición y sólo notamos realmente su empuje cuando rodamos entre 6.200 y 8.200 rpm. Parece más un motor de competición que uno de carretera por varios motivos: no tiene un margen de régimen útil muy amplio, su consumo es elevado en uso deportivo y a régimen muy alto vibra y suena demasiado.
Toyota ha puesto a punto la dirección, el cambio y los frenos para ofrecer un tacto de conducción deportivo. Las suspensiones, aunque más duras que las del Celica de 143 CV, me parecen algo suaves; resulta más confortable y menos estable de lo habitual en un coche realmente deportivo.
Tiene un aspecto llamativo, aunque por fuera, sólo se distingue del Celica 1.8 VVT-i de 143 CV por el letrero de «Toyota Sport» situado en la tapa del maletero. El interior también tiene un diseño atractivo y el puesto de conducción es muy agradable. Como muchos otros cupés, no destaca por habitabilidad en las plazas traseras, pero tiene un maletero de 365 litros, que no es poco.