He conducido las versiones C 200 (184 CV) y C 220d (194 CV).
Se advierte que la versión C 200 tiene algo especial nada más arrancar su motor de gasolina. Este se pone en marcha con gran rapidez y suavidad, gracias a la intervención del motor eléctrico de 14 CV (que reemplaza al tradicional motor de arranque y al alternador). La puesta en marcha del motor de gasolina también se puede producir con el coche circulando, siempre que vaya conectada la función de avance por inercia, para lo cual es necesario circular en el programa de conducción Eco).
El motor eléctrico (que funciona a 48 V) no sólo reemplaza al de arranque; también sirve para apoyar al de gasolina en determinados casos (hasta que el turbocompresor efectúa su trabajo de forma efectiva), aunque es difícil saber en qué medida afecta su pequeño aporte a la aceleración total. Sea como sea, el Clase C 200 se mueve con agilidad, tiene una respuesta inmediata a las órdenes del conductor y, sin ser un prodigio de prestaciones, es suficiente en prácticamente cualquier condición que se pueda dar en la carretera. El sonido que produce este motor no es particularmente bonito.
La hibridación de este Clase C no sirve, sin embargo, para que el consumo de combustible sea bajo (sí sirve para disponer de la tarjeta de emisiones ECO de la DGT). Es difícil bajar de 7,0 l/100 km en un uso tranquilo por carretera y es fácil acercarse a 9 si se aprovecha, de cuando en cuando, la capacidad de aceleración. Cuando probemos este coche por nuestras carreteras habituales, podremos dar más información al respecto.
Para quien busque el mejor equilibrio entre prestaciones y consumo, quizá tenga que elegir el Diesel equivalente (220d). Como punto negativo, le falta la suavidad de funcionamiento. Es evidente que se va a los mandos de un vehículo Diesel por el ruido que produce a baja velocidad. Probablemente, a velocidades elevadas y sostenidas (como por autopista o autovía) sea mucho más suave y silencioso. A diferencia del motor de gasolina, en este Diesel es muy fácil conseguir consumos por debajo de unos 7,0 l/100 km aunque no se conduzca con especial cuidado o atención.
No he hecho las pruebas pertinentes para sacar conclusiones muy claras sobre las cualidades dinámicas del Clase C. Lo que sí me ha parecido es que, como ocurre habitualmente en las berlinas Mercedes-Benz, da una gran sensación de aplomo y seguridad a alta velocidad: es un excelente coche «de carretera». Parece hecho para viajar deprisa por vías rápidas, lo cual no le quita funcionalidad en la ciudad, puesto que maniobra muy bien y sus dimensiones no son excesivas.